Denuncian abusos contra Oscar Elías Biscet
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald


La esposa del prisionero de conciencia Oscar Elías Biscet lanzó ayer una urgente denuncia ante la comunidad internacional por ''el ensañamiento y los abusos'' cometidos en el penal, y responsabilizó a las máximas autoridades del régimen de Fidel Castro por la vida del prominente opositor.

''Estoy obligada a denunciar ante el mundo los abusos que están cometiendo con él'', dijo ayer Elsa Morejón en conversación desde La Habana. ``No hay razón para mantener a un ser humano en una catacumba, durmiendo sobre un muro de cemento con una colchoneta que le entregan a las 10 de la noche y se la retiran al amanecer, sin tomar el sol ni tener acceso a sus pertenencias''.

Morejón divulgó el jueves una carta abierta sobre la crítica situación que atraviesa su esposo, condenado a 25 años. La víspera, el jefe de la Sección de Intereses de EEUU en La Habana, James Cason, había presentado en su vivienda la
réplica de una celda de castigo, construida a partir de detalles ofrecidos por Biscet.

La maqueta del calabozo --una estructura de hierro de un metro de ancho, tres de largo y dos de alto-- fue colocada en el jardín de la casa de Cason y mostrada durante una recepción diplomática, que contó con la asistencia de varios
disidentes y familiares de prisioneros políticos.

''Así es como se trata a los presos políticos en Cuba'', dijo Cason al mostrar la celda, que cuenta con una abertura para ventilación y un hueco en el piso para las necesidades fisiológicas.

Diplomáticos de España, Inglaterra, Francia, Holanda, Suecia, Alemania y Costa Rica se hallaban presente en el acto.

''Es impresionante verla ante tus ojos... yo me horroricé'', relató Blanca Reyes, la esposa del periodista encarcelado Raúl Rivero.

La iniciativa de Cason molestó al gobierno cubano, que reaccionó a través del presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, quien calificó la réplica del calabozo de ''una mamarrachada'' del diplomático estadounidense.

''No es una mamarrachada, sino una vergüenza para un país que ha firmado convenios internacionales oponiéndose a estos castigos'', replicó Morejón. ``Esta es la absoluta verdad, confirmada por personas que han estado en esas celdas... invito a Alarcón a que me diga en mi cara que esos calabozos no existen en las prisiones de Cuba''.

Biscet ha cumplido castigo en calabozos tapiados durante ocho de los 17 meses que lleva en prisión, luego del juicio sumario del 7 de abril del 2003. La descripción que sirvió de pauta para la maqueta se conoció tras estar recluido Biscet en una celda similar entre noviembre y enero pasados.

Desde que fue arrestado el 6 de diciembre del 2002, sólo le han permitido cuatro visitas familiares y tres entregas de alimentos, y ninguna llamada telefónica.

Morejón encabezó su misiva al mundo con una nota de Biscet del 26 de agosto, firmada en el calabozo 5, de la Prisión Kilo 8, Pinar del Río.

''No he cometido ninguna indisciplina. Sólo he pedido seguridad a mi persona por las dificultades dentro del penal'', escribió Biscet. ``Por esto no se debe sancionar a ningún prisionero, pero si las autoridades lo han decidido por orden superior de la nación, cumpliré con dignidad este castigo injusto. Estoy bien de espíritu y de conciencia''.

La mujer, enfermera de profesión y activista de la Fundación Lawton de Derechos Humanos, vio a su esposo el pasado 1ro. de septiembre, cuando las autoridades carcelarias le permitieron ''una visita humanitaria'' de dos horas junto a los ancianos padres del reo. Biscet está en celda de castigo, negado a vestir el uniforme de prisionero, desde el 7 de julio.

''Viajamos a Pinar del Río con la jaba de provisiones por tres meses y el almuerzo del día, y ambas cosas las viraron [los carceleros] argumentando que había sido un malentendido, que él era un prisionero en castigo'', narró Morejón.
``Apenas le dejaron tomar un jugo de frutabomba''.

La mujer relató que Biscet ``se ve muy delgado, pues ha perdido unas 60 libras en cautiverio, y pálido por la falta de sol, pero espiritualmente no se ha deteriorado''.

La salud de Biscet, de 43 años, está agravada por hipertensión arterial, hipercolesterolemia hereditaria, trastornos digestivos y una deplorable condición bucal.

''El tratamiento a que está siendo sometido mi esposo en prisión va contra su salud, su dignidad y su integridad física'', señala la carta enviada a organizaciones de derechos humanos y gobiernos democráticos. ``Sus únicos delitos son honrar la Declaración Universal de Derechos Humanos, oponerse a la pena de muerte y haber pedido vivir en democracia en su propio país''.

wcancio@herald.com