Así comienza el documento de proclamación del Movimiento Cristiano Liberación, porque somos los cubanos los protagonistas de nuestra historia, porque Cuba somos todos los cubanos y esta es la tierra que Dios nos dio como patria y hogar de todos, sin exclusiones.
Hoy peregrinan por el mundo miles de cubanos sufriendo el destierro que ha sido el mayor castigo para muchos. Otros, aún hoy, por su opción de lucha cívica tienen que abandonar el país, porque la represión les hace la vida extremadamente difícil. Para otros emigrar se ha convertido en un premio, buscando la libertad que no tienen aquí en otras tierras. Eso no es nuevo en la dictadura, pero tenemos derecho y la obligación de decir que la lucha cívica que a tantos lleva al sufrimiento, a la prisión y hasta la muerte, no debe ser instrumentalizada con el fin de emigrar, ni por otros fines o intereses, ni desde dentro ni desde fuera de Cuba, no debe tener otro fin que no sea lograr la liberación. Quienes no tengan esta motivación no deben confundirse en las filas de los movimientos cívicos, distorsionando nuestra lucha y nuestra imagen y alterando nuestros sagrados objetivos. Algunos se preguntan por qué no somos un partido. Y es porque no comprenden nuestra razón de ser. Somos un movimiento porque éste no aspira al poder para sí, sino a que los cubanos todos en un movimiento de pueblo protagonicen su propia liberación.
¿Por qué liberación? Porque la dictadura de la mentira, la cultura del miedo, la descristianización forzosa, el aniquilamiento de valores, el mecanismo despótico que produce sometimiento y la pobreza para la mayoría y privilegios y riquezas para la oligarquía sumerge el pueblo, a cada familia y persona en la indefensión y la desventaja, y lo peor en la desesperanza. Como si esta situación fuera eterna e insuperable. Pero eso de que es eterna e insuperable es un mito, una mentira. Por eso es que decimos liberación.
Desde su nacimiento, este movimiento, cual planta que brota de esta tierra, ha sido pisoteado, muchas veces han intentado aniquilarlo, aislarlo y hasta han querido envenenar la tierra que lo circunda, para que no florezca, pero siempre retoña. Los que creían liquidarlo, desconocían que cada vez echaba más raíces. Por eso sin arrogancia decimos que finalmente brota como árbol que ya da frutos de liberación. Somos un movimiento no confesional, pero inspirados en la fuente primera de la liberación integral que es el Evangelio.
Muchos cubanos, organizados en alguna agrupación o no, dentro y fuera de Cuba, por su dedicación a la causa de los derechos humanos, son parte del movimiento cívico cubano, que es un movimiento con base social.
En ese sentido nuestra organización es una pequeña y humilde parte de ese movimiento de pueblo, que lo forman los que han optado por Cuba y por el pueblo cubano, por la libertad y por los derechos humanos para todos. Hoy debemos marchar juntos hacia esos objetivos. La unidad que tanto nos exige el pueblo tiene su fuerza en esos objetivos comunes y en la solidaridad, en medio de la diversidad y el pluralismo, la tolerancia y el respeto mutuo. Pero la unidad no es verdadera si no es sobre la base de la auténtica identidad. Esperamos que no sea un escándalo advertir que no haremos causa común con la traición, ni con falsificaciones de la identidad de la oposición auténtica. Por ningún criterio práctico ni por dar ninguna falsa imagen de unidad ni por políticas confundiremos al pueblo ni a los amigos ni a los que tienen buena voluntad, jugando conscientemente con la mentira. Aunque nos estigmaticen. No lo haremos aunque nos cerquen con la enramada de la mentira que muy bien ha sabido construir este régimen, pero que tan estrepitosamente se estrelló y se sigue estrellando contra el Proyecto Varela y el proceso de diálogo nacional, que continuarán hasta llegar a la meta de la libertad, la democracia, la reconciliación y la justicia. La lucha por la liberación nos llevará muy pronto a la transición pacífica, no va a representar el enfrentamiento entre cubanos, sino su reencuentro como hermanos.
El régimen despliega todos sus recursos represivos y maniobras de intriga, contra las campañas del Proyecto Varela y el diálogo nacional. Encarcelan, amenazan, hasta con la muerte, ofenden, y aterrorizan familias indefensas. Quieren evitar, a toda costa, que muchos más cubanos conozcan estas alternativas, porque saben que las van apoyar. Pero continuamos y no nos detendremos.
Desde las prisiones nuestros hermanos, los ''prisioneros de la primavera de Cuba'', tan humildes como incomparablemente valientes, nos exhortan a continuar. Ellos tienen el secreto de la fuerza, en su fe y en su amor por el prójimo, que es el pueblo oprimido. Por eso, en la prisión proclaman con alegría la esperanza.
¡Venimos anunciando la buena y gran noticia de la liberación! Aquí en nuestra patria viviremos todos libres y como hermanos, y no decimos: ''el momento se acerca'', sino mucho mejor, ya vamos a su encuentro. Eso es liberación.