Tan triste el principio como el final

 

Por William (Billy) Schuss, Co-Fundador Hermanos al Rescate

Sentado frente al televisor en mi casa una noche, observé unas imágenes que se grabarían en mi mente eternamente. Eran las imágenes de un hombre muy joven, cuando en el proceso de ser rescatado por el Guardacosta americano, moría en los brazos de sus rescatadores. Ese hombre fué Gregorio Pérez Ricardo, de apenas 15 años de edad, la catalisis que me motivó a lo que después se conoció como Hermanos al Rescate. Cuánto tiempo ha pasado y cuantas vidas se han rescatdo de ese inmenso océano!

Le estoy muy agradecido a Dios, por haberme iluminado ese día y a que me haya dirigido en el camino correcto. Nuestra organización creció como la espuma, porque lo que estábamos haciendo era lo correcto. Nunca miramos a quién salvábamos, pero de qué manera lo podíamos hacer de una manera más efectiva. Quisiera llegar a cada contribuyente, a cada voluntario, a cada piloto que en un momento u otro dió de su tiempo a Hermanos al Rescate y agradecerles de lo más profundo de mi corazón por haber servido a nuestra comunidad en sus tiempos de más necesidad.

Hoy sentado otra vez frente al televisor de mi casa, es que me doy cuenta que el final de nuestro vuelos ha llegado. Atrás hemos dejado una historia de sacrificio, en los que cuatro hermanos nuestros dieron sus vidas por rescatar a otros seres humanos, sin siquiera conocer sus nombres. Que Dios los tenga en la gloria.

Hemos cerrado un capítulo, pero nos matendremos con la cabeza alta por un trabajo bien hecho, y no cejaremos en nuestro empeño por conseguir esa libertad que tanto deseamos.