Posted on Sat, Aug. 24, 2002 story:PUB_DESC
Vuelven los apagones y empeora el transporte

LA HABANA
 
AL INCLEMENTE calor, se suma el pésimo servicio del 
transporte. Es normal que, un día cualquiera, una ruta 
de ómnibus tenga solamente uno o dos vehículos 
funcionando, o ninguno.
 
AL INCLEMENTE calor, se suma el pésimo servicio del transporte. Es normal que, un día cualquiera, una ruta de ómnibus tenga solamente uno o dos vehículos funcionando, o ninguno.


 

La falta de combustible se hace sentir en el ardiente verano de la isla de Cuba.

En Ciudad de la Habana los apagones se han reanudado. Hay municipios de la capital, como 10 de Octubre, donde la falta de electricidad es casi diaria.

''Ayer quitaron dos horas la corriente por la mañana y dos horas por la noche. Pero hubo un día en la semana donde estuvimos cinco horas seguidas sin luz'', declaró una señora residente en las inmediaciones de la zona conocida como el ``paradero de la Víbora''.

En bancos y otras dependencias estatales la paralización de los aires acondicionados convierte en saunas las oficinas.

Pero lo que sí se convierten en verdaderos infiernos son las tiendas en divisas, especialmente aquellas donde es vital el aire acondicionado, porque fueron construidas sin ninguna ventilación. ''No sólo sudamos a chorros, sino que la mercancía se afecta por las altas temperaturas'', comentó la cajera de una tienda recaudadora de divisas en Centro Habana.

En Brimart, en la capitalina Calzada de Diez de Octubre, se mantienen los aires acondicionados apagados desde 9:30 a.m., cuando abren, hasta la 1 p.m.

''Si no urge, es preferible no ir a comprar hasta después de la 1 p.m. El otro día fui a las 11 a.m. y me dio fatiga debido al calor y al encierro'', confesó una ama de casa que vive cerca de la tienda.

Al inclemente calor, se suma el pésimo servicio de transporte.

Es normal que, un día cualquiera, una ruta de ómnibus tenga solamente uno o dos vehículos funcionando, o ninguno.

El escaso transporte público ha creado toda una industria de taxistas ilegales, quienes se lanzan a las calles de la capital en la noche y se arriesgan a ser detenidos por la policía. 'El problema no es que te paren para chequearte la documentación, sino que quieren que los `toques' [les des dinero]. Yo siempre tengo un billete de $10 dólares (260 pesos al cambio oficial) reservado para esa clase de emergencia'', declaró con resignación un ingeniero que los fines de semana se convierte en chofer clandestino.