Cuba ha estado obstaculizando sistemáticamente la lucha antiterrorista de Estados Unidos con pistas y desertores falsos desde que se produjeron los ataques contra New York y Washington el pasado año, reveló ayer en esta capital un alto funcionario del Departamento de Estado.

''El régimen de Castro ha estado trabajando activa e intencionalmente, a través de medios electrónicos y humanos, para distraer nuestra atención y recursos de la lucha antiterrorista en que estamos empeñados'', afirmó Daniel W. Fisk, subsecretario de Estado adjunto para Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado.

Fisk, quien hizo estas declaraciones en el Club Nacional de Prensa --en el marco de una serie de actividades que realizan aquí grupos en favor y en contra del embargo norteamericano a Cuba--, dijo que el régimen castrista ha intentado confundir a los servicios de inteligencia de Estados Unidos ``con al menos un desertor al mes desde septiembre 11, ofreciendo información falsa sobre actos terroristas que se comenterían contra Estados Unidos y otros intereses occidentales.

''Justamente, el mismo 11 de septiembre del 2001 --a pocas horas de los ataques contra New York y Washington--, el señor Castro nos envió un agente con la primera de tales pistas falsas'', aseguró.

Fisk describió la conducta del regimen castrista como ''peligrosa e injustificable. Esa conducta no demuestra sólo falta de cooperación, esto es obstrucionismo y me preocupa que un día pueda costar la vida de gente inocente'', subrayó.

El funcionario explicó que al mismo tiempo que el régimen cubano expresaba su horror por los ataques terroristas y ofrecía ayuda médica a Estados Unidos, ``estaba buscando desviar el curso de las investigaciones''.

''Eso fue sólo el comienzo de lo que se ha convertido desde entonces en una constante corriente de pistas falsas, iniciadas intencionalmente por el régimen de Castro'', afirmó.

Fisk explicó que aunque los servicios de inteligencia han detectado este patrón de conducta de Cuba, es necesario seguir cada pista y analizar cada desertor que se presenta, ``con el fin de determinar a cabalidad si la información que nos ofrecen es valiosa o no''.

Añadió que, aunque algunos piensen que estas intrigas no son esencialmente peligrosas lo cierto es que en el mundo posterior a septiembre 11, ``distraer los recursos contra el terrorismo, de sus legítimos objetivos, para atender pistas falsas fabricadas por el aparato de inteligencia castrista, disminuye nuestra capacidad de atender información sobre amenazas reales''.