El gobierno de George W. Bush informó ayer que expulsará del país a dos diplomáticos cubanos y pedirá a otros dos que se vayan, en represalia por la reciente condena de una analista de inteligencia de EU de alto rango por espiar para La Habana.

''En respuesta a ciertas actividades inaceptables, hemos decidido actuar enérgicamente'', dijo Charles Barclay, portavoz del Departamento de Estado en la Oficina de Asuntos Hemisféricos.

Hace casi tres semanas, un juez federal sentenció a 25 años de cárcel a Ana Belén Montes, analista de la ultrasecreta Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), por su largo historial de espionaje. Montes ha sido la espía a favor de Cuba más importante que se haya descubierto dentro del sector de inteligencia de EU.

Barclay informó que dos diplomáticos de la Sección de Intereses de Cuba, la misión diplomática de la isla en Washington, recibieron el viernes la notificación de que tenían 10 días para salir del país. Sus nombres son Oscar Redondo Toledo y Gustavo Machín Gómez, ambos con rango diplomático de primer secretario.

''Esas expulsiones son nuestra respuesta a las inaceptables actividades de los cubanos, actividades por las que se arrestó y se condenó a Ana Belén Montes'', dijo Barclay. ''Lo de Montes es sumamente serio'', agregó.

Aparte de eso, a dos diplomáticos de la misión de Cuba en la ONU, en Nueva York ''se les ha pedido que se vayan del país, por haber realizado actividades que están fuera de sus capacidades oficiales'', indicó Barclay, aunque no identificó a los individuos.

Aunque los funcionarios estadounidenses no dijeron que los cuatro diplomáticos cubanos hayan dirigido las actividades de Montes en sus 16 años de espía, indicaron que éstos funcionaban como operativos de inteligencia, y un alto funcionario de EU indicó que es posible que los rangos diplomáticos que ostentaban hayan ocultado rangos superiores en el gobierno cubano.

Gustavo Machín Gómez, uno de los diplomáticos cubanos en Washington declarado persona non grata, ha servido de portavoz, primer secretario y secretario de negocios desde 1997.

El otro, Oscar Redondo Toledo, aparentemente operaba con más discreción.