Publicado el viernes, 6 de diciembre de 1996 en El
Nuevo Herald
Deportación de cubanos puesta sobre el tapete
Por CYNTHIA CORZO
Redactora de El Nuevo Herald
Estados Unidos informó a Cuba que está considerando
eliminar décadas de trato preferencial para los
cubanos que llegan ilegalmente a las costas de Estados
Unidos, cambio que resultaría en su deportación,
informó el jueves un alto funcionario de La Habana.
Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional
del Poder Popular, hizo el anuncio al concluir en La
Habana dos días de conversaciones entre ambos países
sobre asuntos de inmigración.
John Hamilton, subsecretario de Estado para
Centroamérica y el Caribe, que encabezó la delegación
estadounidense, dijo que las conversaciones fueron
``amplias, comprensivas y francas'', pero que se
centraron únicamente en detalles ``técnicos''.
El diplomático estadounidense confirmó el deseo de
Washington de cumplir con los acuerdos migratorios
establecidos y de devolver a Cuba a quienes entren
ilegalmente al país, siempre que Cuba los acepte en
calidad de deportados.
``Hemos dicho que continuaremos tratando el tema de
las llegadas ilegales y eso es positivo y una
posibilidad para tratar de ampliar la gama de temas
referentes a los acuerdos migratorios'', dijo
Hamilton.
No se pudo localizar a funcionarios estadounidenses en
Washington para comentar el anuncio hecho por Alarcón,
jefe de la delegación cubana, en una rueda de prensa
en La Habana.
De ser puesta en efecto, la propuesta daría marcha
atrás a décadas de una política estadounidense de
brazos abiertos para los refugiados cubanos.
``Es la más grande agresión de la administración
Clinton contra los cubanos'', dijo Lincoln
Díaz-Balart, congresista republicano por Miami. ``No
me sorprende porque ya tenía informes. . . Creo que
todas las organizaciones de esta comunidad tienen que
organizar una demostración sin precedente para
condenar esta infamia y pedir que no se lleve hacia
adelante''.
Díaz-Balart reveló el miércoles informes secretos de
funcionarios en Washington, que apuntaban a la
posibilidad de un nuevo acuerdo. Pero el Departamento
de Estado negó entonces que algo semejante se
estuviera cocinando.
En 1995, Estados Unidos acordó deportar a todos los
balseros interceptados en alta mar, a menos que
demuestren ``temor creíble de persecución'' en la
isla, con el objetivo de evitar una repetición del
masivo éxodo de 1994 en que más de 30,000 cubanos se
hicieron a la mar para llegar a este país.
Además, el acuerdo señaló que aquéllos que lleguen a
territorio estadounidense podrían solicitar asilo
político y permanecer en el país. Estos deben
presentar sus peticiones de asilo ante un juez de
inmigración, que emitirá una decisión final sobre cada
caso.
Ahora Estados Unidos habla de extender la política de
deportación a aquellos cubanos que lleguen a las
costas del país y pisen suelo norteamericano. La
medida, según Alarcón, sería retroactiva a 1995.
De ser así, al menos unos 50 refugiados cubanos que
han llegado en los últimos meses a la Florida y que
aguardan decisiones del Servicio de Inmigración y
Naturalización (INS) estarían sujetos a deportación.
Las autoridades cubanas aseguran que más de un
centenar de refugiados han entrado ilegalmente a
Estados Unidos desde mayo de 1995 y permanecen en el
país, mientras que 482 balseros interceptados en alta
mar han sido deportados a Cuba.
``Hemos explorado nuevas ideas en esta reunión y
existe la posibilidad de avanzar en un acuerdo para
devolver a Cuba a personas que arribaron al territorio
de Estados Unidos después del 2 de mayo de 1995'',
dijo Alarcón.
Un acuerdo final podría producirse en la próxima ronda
de conversaciones, que debe realizarse en tres o
cuatro meses, esta vez en Nueva York.
``Estimamos que los acuerdos están cumpliendo su
propósito de alentar una inmigración segura, legal y
ordenada entre nuestros países'', dijo Hamilton.
En septiembre de 1994, Cuba y Estados Unidos firmaron
un acuerdo mediante el cual Washington se comprometió
a otorgar por lo menos 20,000 visas anuales a cubanos
que desean emigrar. Cuba, por su parte, prometió
utilizar métodos persuasivos para frenar la oleada de
balseros.
Las autoridades cubanas reclaman la deportación del ex
teniente coronel José Fernández Pupo, que aterrizó en
julio en la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo
después de desviar a punta de pistola un pequeño avión
comercial. También piden el regreso de tres hombres
que se apoderaron de una avioneta para llegar a la
Florida. El piloto de la aeronave regresó a Cuba.
Fernández Pupo, que es procesado judicialmente en
Washington, afronta una pena mínima de 20 años de
cárcel. Los otros tres supuestos aeropiratas están en
la cárcel en espera de juicio.
``Si Estados Unidos no los devuelve, en violación de
los acuerdos bilaterales, por lo menos que cumplan con
sus compromisos internacionales en cuanto a la
represión de la piratería aérea con un juicio,
imponiéndoles una sanción ejemplar'', dijo Alarcón.
Además señaló que durante la reunión en el Palacio de
Convenciones también puso sobre la mesa el problema de
las trasmisiones de Radio Martí.
``Este tema está dentro de los problemas migratorios:
se trata de una radio del gobierno norteamericano que
fomenta la emigración ilegal, saboteando así la
aplicación de los acuerdos migratorios'', dijo
Alarcón.
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