Hoy 24 de agosto de 1996, nosotros, Hermanos al Rescate, regresamos a los cielos del Estrecho de la Florida y regresamos con la memoria de Armando, Carlos, Pablo y Mario muy dentro de nosotros. Regresamos con tristeza y alegría. Tristeza, porque las mismas condiciones, las mismas manos criminales, el mismo sistema diabólico que nos obligó a iniciar las misiones de búsqueda y salvamento y las misiones de desobediencia civil, siguen vigentes. Tristeza, porque extrañamos a aquellos valientes que aligeraban nuestra carga con su nobleza y dedicación. Tristeza, porque las muertes físicas en el Estrecho de la Florida han continuado como consecuencia de la muerte espiritual que padece Cuba. Regresamos al aire, precisamente, porque la sangre de nuestros hermanos no nos permite dejar nuestra misión inconclusa, sin embargo, volamos hoy con alegría porque pese a la hostilidad del gobierno norteamericano y pese a las agresiones de la dictadura castrista, nuestro espíritu de rescate y hermandad se mantiene vivo. Regresamos al aire con la aspiración de que ningun padre tenga que volver a llorar la muerte de un hijo, ni un hijo, la muerte de su padre. Regresamos al aire, por los miles que hoy ya no tienen voz, porque quedaron en el Estrecho de la Florida. Regresamos al aire por Arisleidi Ravelo, que con sus 16 meses de nacida, nunca conoció la libertad. Hoy, también regresamos a los aires más convencidos que nunca de que la opción de la fuga es la peor opción. Con la convicción de que la huída como vía de solución a la problemática personal contribuye a mantener la esclavitud de nuestro pueblo. Volvemos al aire, además, para decirte a tí, hermano en la Isla, con la moral de nuestro riesgo y sacrificio y tambien con la conciencia de haber cometido el error de habernos ido originalmente, que tenemos la obligación de cambiar al régimen castrista, quedándonos, sacrificándonos, luchando y si es necesario ofrendando nuestras vidas. No pedimos de ustedes ni de nadie riesgo alguno que nosotros mismos no estemos dispuestos a correr: predicamos con el ejemplo. Nuestra vida está ahí, para que hable por nosotros. En cada momento hemos hecho lo que cada momento ha exigido de nosotros. No esperen mas, pero, no esperen menos. Regresamos al aire para honrar a Leonel Morejón Almagro, a Lázaro González, a Gustavo, a Sebastián Arcos, a Aida Rosa Jiménez, a Manzano, a Iliana Curra Luzón, a Payá, a Vladimiro y a los cientos de activistas que muchas veces, anónimamente, arriesgan su libertad y sus vidas para, de forma no violenta, lograr la democratización del país. -Regresamos al aire, para decirle al mundo las circunstancias y objetivos que provocaron la convocatoria de Concilio Cubano, los cuales se mantienen vigentes y son una meta, tanto para la oposición interna como externa. A nuestros hermanos en la Isla les reiteramos: hay una cita inconclusa... un abrazo pendiente... una tarea que realizar... un pueblo que liberar... un tirano que derrocar. La hora de juntarnos se acerca. Luchamos para cambiar el poder y la forma en que ese poder se relaciona con el pueblo. Nuestra lucha es no violenta, nuestra lucha es de todo el pueblo. Nuestra lucha... es nuestra. Hay, sobre todo, una nación soberana que preservar. No quiero terminar sin dirigirme directamente a las Fuerzas Armadas Cubanas. A ustedes, hermanos, una vez más les digo: yo, José Basulto, como militar que fuí y que he renunciado a la violencia, quiero hablarles de combatiente a combatiente, de cubano a cubano. Con la herida todavía abierta y el dolor a flor de piel, hoy, nuevamente, nos dirigimos a ustedes. Soldados, clases, mandos... Cuba, la nación está en peligro. La pone en peligro un tirano que ama la guerra y odia a Cuba. Su deseo es provocar un conflicto con Estados Unidos y así justificar su propio fracaso ante su pueblo y ante la historia. Por amor a Cuba, a su soberanía, a su identidad, no permitan ésto, no sean sus cómplices. -Hermanos al Rescate no ha sido, no es, y nunca será, instrumento de nadie para provocar un conflicto entre Cuba y Estados Unidos. Los que ponen en peligro la nación, son los mismos que han lavado sus errores, con la sangre de oficiales de las Fuerzas Armadas, y de pilotos indefensos en el Estrecho de la Florida. Por eso, calificamos el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, además de como un asesinato, como una peligrosa aventura militar que atentó contra la estabilidad de la nación y puso al país en peligro de una intervención extranjera. Recuerden el dignificante ejemplo de los militares portugueses y filipinos. Recuerden, que cuando Hitler puso en peligro a Alemania, oficiales alemanes ofrendaron sus vidas para evitarlo. Defiendan el derecho de Cuba a la vida. Defiendan una Cuba justa y digna, liberada al fin de la violencia y el mal... A nuestros hermanos:Mario vive, Carlos vive, Pablo vive, Armando vive, Cuba vive. Esta lucha es nuestra.
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