“DE
LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA”
Por Gene Sharp, The Albert Einstein Institution
Hermanos al Rescate se honra en dedicar la traducción e impresión de esta obra a la heroica oposición en Cuba. Nuestro agradecimiento, respeto y admiración a René Gómez Manzano, Marta Beatriz Roque Cabello, Vladimiro Roca Antúnez y Félix Antonio Bonne Carcassés, quienes por publicar la verdad sobre la tiranía castrista en “La Patria Es de Todos” sufren prisión en Cuba. Estos hermanos, entre muchos otros, representan la dignidad de nuestro pueblo y hacen evidente la realidad del desafío cívico interno a la tiranía y la existencia de una alternativa política netamente cubana en nuestro suelo.
Para
Cuba con Amor
Hermanos
al Rescate
DE
LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA
Una
Infraestructura Conceptual para la Liberación
Gene
Sharp
Principal
Académico
The
Albert Einstein Institution
Derecho de propiedad literaria de Gene Sharp,
1993. Todos los derechos reservados,
incluyendo derecho de traducción. Todas
las solicitudes (que serán consideradas con simpatía) deben ser dirigidas por
escrito a Gene Sharp, Albert Einstein Institution, 50 Church Street, Cambridge,
Massachusetts 02138, USA: Teléfono: USA (617)-876-0311 y fax: USA
(617)-876-0837.
Traducción al Español por Hermanos al Rescate
Prólogo 5
Primero
Enfrentándose
a dictaduras realísticamente
Un problema que
continúa 8
¿La libertad a través
de la violencia? 10
¿Golpes
de estado, elecciones, salvadores foráneos?
11
Enfrentándose
a la dura realidad 12
Segundo
Los
peligros de las negociaciones
Los
méritos y limitaciones de las negociaciones 14
¿Una
rendición negociada? 14
El
poder y la justicia en negociaciones 15
Dictadores
“agradables” 16
¿Qué
tipo de paz? 17
Razones
para la esperanza 18
Tercero
¿De
dónde proviene el poder?
La
fábula del “Amo de los Monos” 19
Fuentes
necesarias del poder político 19
Centros
del poder democrático 21
Cuarto
Las
dictaduras tienen puntos débiles
Identificando
el talón de Aquiles 23
Puntos
débiles de las dictaduras 23
Atacando
los puntos débiles de las dictaduras 24
Quinto
Ejerciendo
poder 25
Armas
y disciplina noviolenta 26
La
comunicación abierta, la secreta y los altos principios 28
Cambiando las
relaciones del poder 29
Cuatro
mecanismos de cambio 30
Efectos
democratizantes de la política de desafío 31
Complejidad
de la lucha noviolenta 32
Sexto
La
necesidad de planeación estratégica
Planeación
realista 33
Obstáculos
a la planeación 33
Cuatro
términos importantes en la planeación estratégica 35
Séptimo
Planeando
la estrategia
Selección
de medios 39
Planeando
para la democracia 39
Asistencia
externa 40
Formulando
la gran estrategia 40
Planeando
estrategias para la campaña 42
Divulgando
la idea de la nocooperación 43
Represión
y contramedidas 44
Adhiriéndose
al plan estratégico 45
Octavo
Aplicando
el desafío político
Resistencia
selectiva 46
Reto
simbólico 47
Diseminando
la responsabilidad 47
Apuntando
al poder de los dictadores 48
Cambios
en estrategia 50
Noveno
Desintegrando
la dictadura 50
Desintegrando
la dictadura 53
Manejando
el éxito responsablemente 54
Décimo
Los
cimientos para una democracia duradera 55
Bloqueando
golpes de estado 56
Redactando
una constitución 56
Una
política de defensa democrática 57
Una
responsabilidad meritoria 58
Apéndice 60
Los
métodos de la acción noviolenta 60
Sobre
el autor 68
Prólogo
Una de mis grandes preocupaciones durante
muchos años ha sido cómo los pueblos pueden prevenir y destruir dictaduras. Esto ha sido fomentado en parte por una
creencia que los seres humanos no deben ser dominados y destruidos por esos
regímenes. Esta creencia ha sido
fortalecida leyendo sobre la importancia de la libertad humana, la naturaleza
de las dictaduras (desde Aristóteles a analistas de totalitarismo), y la
historia de las dictaduras (especialmente los sistemas nazistas y
estalinistas).
En el transcurso de los años he tenido la
ocasión de conocer a personas que vivieron y sufrieron bajo el poder nazi,
incluyendo algunos que sobrevivieron los campos de concentración. En Noruega conocí a personas que resistieron
el poder fascista y sobrevivieron, y he sabido de aquéllos que murieron. He hablado con judíos que escaparon de las
garras del nazismo y con personas que ayudaron a salvarlos.
El conocimiento sobre el terror de los
regímenes comunistas en varios países lo he adquirido más de libros que de
contactos personales. El terror de
estos sistemas me parece especialmente conmovedor ya que fueron impuestos en
nombre de la liberación de la opresión y la explotación.
En décadas más recientes, durante visitas de
personas de países regidos por dictaduras, como Panamá, Polonia, Chile, Tíbet,
y Birmania, las realidades de las dictaduras de hoy en día se convirtieron más reales. De los tibetanos que lucharon contra la
agresión de la China comunista, los rusos que derrotaron en agosto de 1991 el
golpe de estado extremista y los tailandeses que bloquearon noviolentamente un
retorno al gobierno militar, he ganado perspectivas, a menudo penosas, de la
insidiosa naturaleza de las dictaduras.
El sentido de patetismo e ira contra las
brutalidades, junto con la admiración al heroísmo tranquilo de hombres y
mujeres increíblemente valientes, era algunas veces fortalecido por visitas a
sitios donde los peligros eran todavía considerables; y sin embargo, el desafío
de los valientes continuaba. Estos
incluían a Panamá bajo Noriega; Vilnius, Lituania, bajo la represión soviética;
la Plaza de Tiananmen, Beijing, durante la festiva demostración de libertad y
cuando los primeros camiones de personal armado entraron en ella esa fatídica
noche; y el cuartel general en la selva de la oposición democrática en
Manerplaw en la “Birmania liberada”.
A veces he visitado los sitios donde murieron los
caídos, como la torre de televisión y el cementerio en Vilnius, el parque
público en Riga donde personas fueron ametralladas, el centro de Ferrara al
norte de Italia donde los fascistas alinearon y fusilaron a los miembros de la
resistencia, y un simple cementerio en Manerplaw lleno de cadáveres de hombres
que murieron demasiado jóvenes. Es una
triste realidad que cada dictadura deja muerte y destrucción a su paso.
De estas preocupaciones y experiencias creció
una esperanza y determinación que la prevención de las tiranías podría ser
posible, que las luchas contra dictaduras podrían ser libradas sin mutuas
matanzas en masa, que las dictaduras podrían ser destruidas y que era posible
prevenir que nuevas dictaduras surgieran de las cenizas de las dictaduras
derrocadas.
He tratado de pensar con cuidado sobre los
medios más efectivos para desintegrar dictaduras con éxito con el menor costo
en sufrimiento y vidas. Para hacer esto
he usado mis estudios de muchos años sobre dictaduras, movimientos de resistencia,
revoluciones, pensamiento político, sistemas de gobierno, y especialmente la
realista lucha noviolenta.
Esta publicación es el resultado. Estoy seguro que dista de ser perfecta. Sin embargo, quizás, ofrece alguna guía para
asistir en el pensamiento y planeación para producir movimientos de liberación
que son más poderosos y efectivos que lo que podrían ser bajo otras
circunstancias.
Por necesidad, y por decisión deliberada, el
foco de este ensayo es el problema genérico de como destruir una dictadura y
prevenir la formación de una nueva. No
tengo la capacidad para producir un análisis detallado y una fórmula para un
país específico.
Sin embargo, es mi esperanza de que este
análisis genérico pueda ser útil a personas que, desafortunadamente en muchos
países, se enfrentan ahora a las realidades de vivir bajo una dictadura. Estas tendrán que determinar la validez de
este análisis para sus situaciones particulares y hasta qué punto las
recomendaciones principales son, o pueden hacerse aplicables a sus luchas por
la liberación.
Tengo varias deudas de gratitud. Bruce Jenkins, mi asistente especial, ha
hecho una contribución inestimable al identificar problemas de contenido y
presentación, y a través de sus incisivas recomendaciones para una presentación
más clara de ideas difíciles (especialmente las concernientes a estrategia),
reorganización de la estructura y
cambios editoriales. También estoy agradecido a la asistencia editorial de Stephen
Coady. El Dr. Chistopher Kruegler y
Robert Helvey han ofrecido críticas y consejos muy importantes. La Dra. Hazel McFerson y Dra. Patricia
Parkman me han suministrado información de luchas en Africa y América Latina,
respectivamente. A pesar de que esta
obra se ha beneficiado grandemente de ese generoso apoyo, el análisis y las
conclusiones son mi responsabilidad.
En ningún momento en este análisis presumo que
desafiar dictadores será fácil o sin costo.
Todas las formas de lucha tienen complicaciones y costos. La lucha contra dictadores va a causar
bajas. Es mi esperanza, sin embargo,
que este análisis aliente a los líderes de la resistencia a considerar
estrategias que puedan aumentar su poder efectivo mientras que reduzcan el
nivel relativo de bajas sufridas.
Este análisis tampoco debe ser interpretado como
indicación que una vez que una dictadura específica termine, todos los otros
problemas desaparecerán. La caída de un
régimen no trae una utopía. Lo que hace
es abrir el camino para un arduo trabajo y largos esfuerzos para construir unas
relaciones sociales, económicas y políticas más justas y erradicar otras formas
de injusticia y opresión. Es mi
esperanza que este breve examen de cómo una dictadura puede ser desintegrada
pueda ser útil a aquellos pueblos que viven
bajo una dominación y que desean ser libres.
Gene
Sharp
6 de octubre de 1993
·
Albert Einstein Institution
·
50 Church Street
·
Cambridge, Massachusetts 02138, USA
Primero
Enfrentándose
a Dictaduras Realísticamente
En años recientes varias dictaduras, de origen
interno y externo, se han derrumbado o se han tambaleado al ser confrontadas
por pueblos desafiantes y movilizados.
Algunas de estas dictaduras, a menudo vistas como firmemente
establecidas e impugnables, han
demostrado que son incapaces de aguantar el
sistemático desafío político, económico y social del pueblo.
Desde el año 1980 dictaduras se han derrumbado
bajo el desafío noviolento del pueblo en Estonia, Latvia y Lituania; Polonia,
Alemania Oriental, Checoslovaquia y Eslovenia; y en Madagascar, Malí, Bolivia y
las Filipinas. La resistencia
noviolenta ha obtenido logros en el movimiento de democratización en Nepal,
Zambia, Corea del Sur, Chile, Argentina, Haití, Brasil, Uruguay, Malawi,
Tailandia, Bulgaria, Hungría, Zaire, Nigeria y varios países de la derrocada
Unión Soviética, habiendo jugado un papel importante en la derrota del golpe de
estado de 1991 en la Unión Soviética.
También, desafíos políticos masivos (1) han
ocurrido en China, Birmania y el Tíbet en años recientes. A pesar de que estas luchas no han derrocado
a las dictaduras imperantes o ocupaciones, han expuesto la naturaleza brutal de
esos regímenes represivos a la comunidad mundial y han provisto a los pueblos
una valiosa experiencia en esta forma de lucha.
El colapso de dictaduras en los países antes mencionados
ciertamente no ha borrado todos los otros problemas en esas sociedades: la
pobreza, el crimen, la ineficiencia burocrática, y la destrucción del medio
ambiente son frecuentemente el legado de regímenes brutales. Sin embargo, la caída de estas dictaduras
ha, en pequeña escala, eliminado el sufrimiento de las víctimas de la opresión
y ha abierto el camino para la reconstrucción de estas sociedades con mayor
democracia política, libertades personales, y justicia social.
Un
problema que continúa
Ha habido definitivamente una tendencia hacia
una mayor democratización y libertad en el mundo en las últimas décadas. De acuerdo a Freedom House, que recopila un
sondeo internacional anual de la condición de los derechos políticos y las
libertades civiles, el número de países en el mundo clasificado como “libre” ha
aumentado significativamente en los últimos diez años: (2)
Libres Parcialmente Libres No Libres
1983 55 76 64
1993 75 73 38
Sin embargo, esta tendencia positiva es
moderada por un gran número de pueblos que todavía viven bajo tiranías. En enero de 1993 el 31% de la población
mundial de 5.45 mil millones de habitantes vivía en países y territorios designados
como “no libres” (3), es decir, áreas donde los derechos políticos y las
libertades civiles están extremadamente restringidos. Los 38 países y 12 territorios en la categoría “no libre” están
gobernados por dictaduras militares (como en Birmania y el Sudán); monarquías
represivas tradicionales (como en Arabia Saudita y Bhutan); partidos políticos
dominantes (como en China, Iraq, y Corea del Norte); ocupadores extranjeros
(como en el Tíbet y Timor Oriental), o están en un período de transición.
Muchos países hoy en día están en una etapa de rápido
cambio económico, político y social. A
pesar de que el número de países “libres” ha aumentado en los últimos diez
años, hay un gran riesgo de que muchas naciones, al enfrentarse a estos cambios
fundamentales tan rápidos, se moverán en la dirección opuesta y experimentarán
con nuevas formas de dictadura. Grupos
militares, individuos ambiciosos, oficiales electos, y partidos políticos
doctrinales repetidamente intentarán imponer su voluntad. Los golpes de estado son y serán ocurrencias
comunes. Se continuará negando los
derechos humanos y políticos a un vasto número de pueblos.
Desafortunadamente, el pasado todavía está con
nosotros. El problema de las dictaduras
es profundo. Personas en muchos países
han sufrido décadas y hasta siglos de opresión, ya sea de origen doméstico o
foráneo. Frecuentemente, la sumisión
incuestionable a figuras de autoridad y gobernantes ha sido inculcada por largo
tiempo. En casos extremos, las
instituciones sociales, políticas, económicas y hasta religiosas de una sociedad,
fuera del control del estado, han sido deliberadamente debilitadas,
subordinadas y hasta reemplazadas por nuevas instituciones regimentadas y
usadas por el estado o el partido en el poder para controlar a la sociedad. La población ha sido frecuentemente
atomizada (convertida en una masa de individuos aislados) incapaces de trabajar
juntos para obtener su libertad, de confiar los unos en los otros, o de
siquiera hacer mucho por su propia iniciativa.
El resultado es predecible: la población se debilita, carece de estima
personal, y es incapaz de resistir. Las
personas frecuentemente tienen demasiado miedo para compartir su odio hacia la
dictadura y sus ansias de libertad aún con su familia y amigos. Las personas frecuentemente están demasiado
horrorizadas para pensar seriamente en una resistencia pública. De cualquier manera, ¿cuál va a ser el
resultado? En su lugar, se enfrentan a
un sufrimiento sin propósito y a un futuro sin esperanza.
Las condiciones en las dictaduras actuales
pueden ser mucho peor que antes. En el
pasado, algunas personas podían haber intentado resistir. Protestas masivas y manifestaciones de corta
duración podían haber ocurrido. Quizás
los ánimos se alzaran momentaneamente.
En otras ocasiones, individuos y grupos pequeños podían haber conducido
valientes pero futiles gestos, afirmando algún principio o simplemente su
desafío. No obstante la nobleza de los
motivos, tales actos de resistencia en el pasado frecuentemente no han sido
suficientes para superar el miedo del pueblo y su hábito de obediencia, un
requisito necesario para destruir la dictadura. Tristemente, estos actos pueden haber acarreado sólo un aumento
del sufrimiento y del número de víctimas, en vez de victorias o tan siquiera
esperanza.
¿La
libertad a través de la violencia?
¿Qué hay que hacer en estas
circunstancias? Las posibilidades
obvias parecen inútiles. Las barreras
legales y constitucionales, decisiones judiciales, y la opinión pública son
normalmente ignoradas por los dictadores.
Es comprensible que al reaccionar a las brutalidades, torturas,
desapariciones y asesinatos, algunas personas concluyan que solamente la
violencia puede poner fin a la dictadura.
Víctimas furiosas se han organizado algunas veces para pelear contra la
brutalidad de dictadores, con cualquier capacidad militar y capacidad para la
violencia que son capaces de aunar, a pesar de que las probabilidades de
triunfo estén en su contra. Estas
personas frecuentemente han peleado valientemente, con un alto costo en
sufrimiento y en vidas. Sus logros han
sido a veces admirables, pero pocas veces han logrado la libertad. Las rebeliones violentas pueden causar una
brutal represión que frecuentemente deja al pueblo más desamparado que antes.
Sin embargo, cualesquiera que sean los méritos
de la opción por la violencia, un punto
es claro. Al confiar en los medios violentos, uno ha escogido el mismo tipo de
lucha en la cual los opresores casi siempre tienen superioridad. Los dictadores están equipados para aplicar
una violencia aplastante. No importa si
estos demócratas pueden continuar por un período largo o corto, eventualmente
la dura realidad militar se hace evidente:
los dictadores casi siempre tienen superioridad de armamentos,
municiones, transporte, y en el tamaño de las fuerzas militares. A pesar de su valentía, los demócratas están
(casi siempre) en una condición de inferioridad.
Cuando una rebelión por medios militares
convencionales no se considera realista, algunos disidentes favorecen entonces
la guerra de guerrilla. Sin embargo, la
guerra de guerrilla, en pocas condiciones (si es que existe alguna) beneficia a
la población oprimida y trae una democracia.
La guerra de guerrilla no es la solución obvia, especialmente dada su
inmensa tendencia a un gran número de pérdidas de vida entre el propio
pueblo. Esta técnica no garantiza el
éxito, a pesar de las teorías a su favor y los análisis estratégicos y a veces
el apoyo internacional. La guerrilla
frecuentemente lucha por largo tiempo.
La población civil es frecuentemente desplazada por el gobierno en el
poder, resultando en un inmenso sufrimiento humano en la dislocación social.
Aún cuando tiene éxito, la guerra de guerrilla
frecuentemente deja, a largo plazo, serias
consecuencias estructurales negativas.
Inmediatamente, el régimen atacado se vuelve más dictatorial como
resultado de sus contra medidas. Si
triunfa la guerrilla, el nuevo régimen es frecuentemente más dictatorial que el
que lo precedió debido al impacto
centralizador de la expansión de las fuerzas militares y el
debilitamiento o destrucción de los grupos e instituciones independientes de la
sociedad durante la lucha, instituciones que son vitales en el establecimiento
y mantenimiento de una sociedad democrática.
Los oponentes a las dictaduras deben buscar otra opción.
¿Golpes
de estado, elecciones, salvadores foráneos?
Un golpe de estado contra una dictadura puede
parecer, relativamente, como una de las maneras más fáciles y rápidas de
derrocar a un régimen especialmente repugnante. Sin embargo, hay problemas muy serios con esta técnica. En primera, deja intacta la existente mala
distribución del poder entre la población y la élite que controla el gobierno y
sus fuerzas militares. El reemplazar a
personas o grupos específicos de posiciones gubernamentales probablemente sólo
hará posible que otro grupo tome su lugar.
En teoría, este grupo puede ser más suave en su comportamiento y abierto
en un modo limitado a reformas democráticas.
Sin embargo, lo opuesto tiene las mismas probabilidades de suceder.
Después de consolidar su posición, el nuevo
grupo puede ser más despiadado y ambicioso que el anterior. Consecuentemente, el nuevo grupo, en el cual
se han depositado las esperanzas, podrá hacer lo que quiera sin hacer nada por
la democracia o los derechos humanos.
Esta no es una respuesta aceptable al problema de las dictaduras.
Bajo regímenes dictatoriales, las elecciones no
son un instrumento efectivo para el cambio político. Algunos sistemas dictatoriales, como los de la antigua Unión
Soviética, jugaban el papel para parecer democráticos. Esas elecciones, sin embargo, eran
plebiscitos rígidamente controlados para obtener el endoso público de
candidatos seleccionados por los dictadores.
Los dictadores bajo presión pueden a veces acceder a nuevas elecciones,
para entonces perpetrar fraude y colocar a títeres civiles en oficinas
gubernamentales. En el caso en que las
dictaduras les han permitido a los candidatos de la oposición a participar en
las elecciones y éstos han sido elegidos, como el caso de Birmania en 1990 y
Nigeria en 1993, el resultado puede ser simplemente ignorar a los “vencedores”
y hacerlos víctimas de intimidación, arresto, y hasta ejecución. Los dictadores no están en el negocio de permitir
elecciones que puedan sacarlos de sus tronos.
Muchas personas que ahora sufren bajo una
brutal dictadura, o que están en el exilio para escapar sus garras, no creen
que los oprimidos se puedan liberar.
Ellos esperan que su pueblo sólo puede ser salvado por las acciones de
otros. Estas personas colocan su
confianza en fuerzas externas. Creen
que sólo la ayuda internacional puede ser lo suficientemente fuerte para
derrocar a los dictadores.
El punto de vista que los oprimidos son
incapaces de actuar efectivamente es a veces correcta por algún período de
tiempo. Como hemos notado,
frecuentemente los pueblos oprimidos no quieren y temporalmente son incapaces
de luchar porque no tienen confianza en su habilidad de enfrentarse al dictador
despiadado, y no conocen una manera de salvarse. Es por eso comprensible que mucha gente coloque sus esperanzas
para la liberación en otros. Esta
fuerza externa puede ser “opinión pública”, las Naciones Unidas, un país en
particular, o sanciones económicas y políticas internacionales.
Este escenario puede resultar consolador, pero
siempre hay graves problemas en confiar en un salvador de afuera. Esta confianza puede resultar completamente
infundada.
Usualmente no hay salvadores foráneos que
acudan al rescate, y si un estado foráneo interviene, probablemente no se debe
confiar en él. Unas pocas duras
realidades concernientes a depender en una intervención foránea deben ser
enfatizadas aquí:
·
Frecuentemente, estados foráneos tolerarán, o
hasta ayudarán, a la dictadura para avanzar sus propios intereses económicos o
políticos.
·
Países extranjeros pueden estar dispuestos a
traicionar a pueblos oprimidos en vez de mantener sus promesas de ayudarlos en
su liberación a un costo de otro objetivo.
·
Algunos países extranjeros solamente actuarán
contra una dictadura para ganar control económico, político o militar sobre ese
país.
·
Los países extranjeros pueden involucrarse por
motivos positivos solamente siempre y cuando el movimiento de resistencia
interna haya comenzado a socavar a la dictadura, habiendo de esta manera
enfocado la atención internacional en la naturaleza brutal del régimen.
Las dictaduras normalmente existen
principalmente debido a la distribución interna del poder en el país, cuando la
población y la sociedad son muy débiles para causarle serios problemas a la
dictadura y la riqueza y el poder están concentrados en muy pocas manos. A pesar de que las dictaduras se pueden
beneficiar de, o ser un poco debilitadas por, acciones internacionales, su
continuidad depende principalmente de factores internos.
Las presiones internacionales pueden ser muy
útiles, sin embargo, cuando apoyan a un fuerte movimiento de resistencia
interna. Entonces, por ejemplo, los
boicots económicos internacionales, embargos, la ruptura de relaciones
diplomáticas, la expulsión de organismos internacionales, la condena de las
Naciones Unidas y otras medidas pueden ayudar considerablemente. Sin embargo, en la ausencia de un fuerte
movimiento de resistencia interna, esas acciones de otros probablemente no
ocurrirán.
Enfrentándose
a la dura realidad
La conclusión es dura. Cuando uno quiere derrocar a una dictadura
de la manera más efectiva y con un mínimo costo, entonces uno tiene que
ejecutar cuatro tareas inmediatamente:
·
Fortalecer a la población oprimida reforzando
su determinación, su confianza en ellos mismos, y su habilidad para resistir;
·
Fortalecer los grupos sociales e instituciones
independientes del pueblo oprimido;
·
Crear una poderosa fuerza de resistencia
interna; y
·
Desarrollar un plan estratégico de liberación
inteligente y abarcador e implementarlo hábilmente.
Una lucha de liberación requiere valerse por
uno mismo así como fortalecer internamente el grupo que lucha. Como dijo Charles Stewart Parnell durante la
campaña para la huelga de la renta en Irlanda en 1879 y 1880:
“No tiene sentido contar con el gobierno...Sólo
pueden contar con su propia determinación...Ayúdense parándose
juntos...fortalezcan a aquéllos entre ustedes que son débiles..., únanse,
organícense...y tendrán que triunfar...Cuando ustedes ya hayan madurado esta
pregunta al punto de resolución,
entonces y no hasta entonces será resuelta.”(4)
La dictadura eventualmente se desmoronará
enfrentada contra una fuerte fuerza que se valga por sí misma y que tenga una
estrategia inteligente, una acción valerosa y disciplinada, y una fortaleza
genuina. Sin embargo, como mínimo, los cuatro requisitos antes mencionados
tienen que ser llevados a cabo.
Como indicamos arriba, librarse de una
dictadura depende en última instancia de la habilidad de los pueblos de
liberarse ellos mismos. Los casos de
desafío político exitoso, o de lucha noviolenta con fines políticos, citados
arriba, indican que los medios sí existen para que los pueblos se liberen, pero
que esa opción ha permanecido sin desarrollarse. Vamos a examinar esta opción en detalle en los siguientes
párrafos. Sin embargo, primero debemos
evaluar la opción de negociar como una manera de desmantelar dictaduras.
Segundo
Los
peligros de las negociaciones
Encarados con los problemas severos de confrontar
a una dictadura, (como hemos examinado en el Capítulo Primero), algunas
personas pueden retroceder a la sumisión pasiva. Otros, al no ver la oportunidad de lograr la democracia, pueden
concluir que tienen que aceptar la aparentemente permanente dictadura, con la
esperanza que a través de “la conciliación”, “el compromiso”, y “las
negociaciones”, ellos podrían rescatar algunos factores positivos y terminar
con las brutalidades. Cuando
superficialmente parece que no hay opciones realistas, estas ideas tienen su
atractivo.
La lucha seria contra dictaduras brutales no es
un proyecto agradable. ¿Por qué es
necesario seguir esta ruta? ¿No puede
todo el mundo ser razonable y encontrar maneras de hablar y negociar el camino
gradual a poner fin a la dictadura? ¿No
pueden los demócratas apelar al sentido de humanidad de los dictadores y
convencerlos a reducir su dominación poco a poco y quizá finalmente a permitir
el establecimiento de una democracia?
A veces se argumenta que la verdad no está
totalmente de un solo lado. ¿Quizá los
demócratas no entendieron a los dictadores, que pueden haber actuado de buena
fe en circunstancias difíciles? O quizá
algunos piensan que los dictadores se removerían
gustosamente de la difícil situación que encara
el país si solamente se les diera ánimo e incentivos. Puede ser argumentado que a los dictadores se les puede ofrecer
una solución en la cual todo el mundo gana algo. Los riesgos y el dolor de continuar la lucha pueden ser
innecesarios, puede ser argumentado, si la oposición democrática está dispuesta
a resolver el conflicto pacíficamente mediante negociaciones (que quizá hasta
pueden ser asistidas por individuos hábiles o quizá por otro gobierno.) ¿No sería esto preferible a una lucha, aún
si es una conducida por la noviolencia en vez de un conflicto militar?
Los
méritos y limitaciones de las negociaciones
La negociación es un instrumento muy útil para
resolver ciertos tipos de conflictos y no debe ser ignorada o rechazada cuando
es apropiada. En algunas situaciones,
cuando no hay asuntos fundamentales en juego, y, por lo tanto, es aceptable
hacer concesiones mutuas, las negociaciones pueden ser una manera importante de
resolver un conflicto. Una huelga
laboral por sueldos más altos es un buen ejemplo del papel apropiado para la
negociación en un conflicto: una acuerdo negociado puede proveer un aumento en
algún punto entre las sumas originalmente propuestas por las dos partes en la
contienda. Conflictos laborales con sindicatos
legales son, sin embargo, muy distintos a los conflictos donde la continuada
existencia de una cruel dictadura o el establecimiento de la libertad política
están en juego.
Cuando los asuntos en juego son fundamentales,
afectando principios religiosos, asuntos de libertad humana, o el completo
futuro desarrollo de la sociedad, las negociaciones no proveen una manera de
alcanzar una solución mutuamente satisfactoria. En algunos puntos básicos no debe haber concesiones. Sólo un cambio en el poder a favor de los
democráticos puede salvaguardar adecuadamente los puntos básicos en juego. Ese cambio ocurrirá a través de la lucha, no
por medio de negociaciones. Esto no
quiere decir que nunca se debe usar la negociación. El punto aquí es que la negociación no es una forma realista de
eliminar una dictadura fuerte en la ausencia de una poderosa oposición
democrática.
Negociaciones, desde luego, pueden
definitivamente no ser una opción. Los
dictadores firmemente atrincherados que se sienten seguros en su posición
pueden rechazar negociar con sus oponentes democráticos. O, cuando las negociaciones ya se han
iniciado, los negociadores democráticos pueden desaparecer para jamás volver a
saberse de ellos.
¿Una
rendición negociada?
Los individuos y grupos que se oponen a una
dictadura y favorecen negociaciones frecuentemente tienen buenos motivos. Especialmente cuando una lucha militar ha
continuado por años contra una brutal dictadura sin alcanzar la victoria final,
es comprensible que todo el pueblo, sin distinción de persuasión política,
quiera la paz. Las negociaciones
probablemente van a ser particularmente consideradas por los demócratas cuando
los dictadores tienen una clara superioridad militar y la destrucción y pérdida
de vidas del pueblo ya no se pueden soportar más. Entonces habrá una fuerte tentación a explorar cualquier otra
ruta que pueda rescatar algunos objetivos de los demócratas mientras que se
termine el ciclo de violencia y contraviolencia.
La oferta por una dictadura de “paz” a través
de negociaciones con la oposición democrática es, desde luego, bastante poco
ingeniosa. La violencia podría ser
terminada inmediatamente por los dictadores mismos, si sólo fuesen capaces de
dejar de combatir a su propio pueblo.
Podrían por su propia iniciativa y sin regateos restaurar el respeto por
la dignidad y los derechos humanos, liberar a los presos políticos, terminar la
tortura, parar las operaciones militares, retirarse del gobierno, y disculparse
con el pueblo.
Cuando la dictadura es fuerte pero existe una
resistencia irritante, los dictadores pueden querer negociar con la oposición
para que se rinda bajo el engaño de “hacer la paz”. El llamado a negociar puede sonar atractivo, pero graves peligros
pueden estar al acecho en la sala de negociaciones.
En otra situación, cuando la oposición es
excepcionalmente fuerte y la dictadura está genuinamente amenazada, los
dictadores pueden buscar negociar para rescatar lo más posible de su control y
riqueza. En ningún caso los demócratas
deben ayudar a los dictadores a lograr sus metas.
Los demócratas deben estar alertas a la
posibilidad de trampas que pueden ser parte del proceso de negociación de los
dictadores. El llamado a negociar,
cuando asuntos básicos de libertades políticas están en juego, puede ser un
esfuerzo por los dictadores para inducir a los demócratas a rendirse
pacíficamente mientras que la violencia por parte de la dictadura
continúa. En esos tipos de conflicto el
único papel adecuado para las negociaciones puede ocurrir al final de una lucha
decisiva cuando el poder de los dictadores ha sido completamente destruido y
ellos buscan salvoconducto a un aeropuerto internacional.
El
poder y la justicia en las negociaciones
Si este juicio parece un comentario muy crudo
sobre las negociaciones, entonces un poco del romanticismo asociado con ellas
tiene que ser moderado. Se requiere
pensar claramente sobre cómo operar las negociaciones.
“Negociación” no quiere decir que dos facciones
se sienten juntas en una base de igualdad a discutir y resolver las diferencias
que produjeron el conflicto entre ellos.
Dos verdades deben recordarse.
Primero, en negociaciones la relativa justicia de los puntos y objetivos
en conflicto no es lo que determina el contenido del acuerdo negociado. Segundo, el contenido del acuerdo negociado
es en gran parte determinado por la capacidad de poder de cada grupo en la
contienda.
Muchas preguntas difíciles tienen que ser
consideradas. ¿Qué puede cada grupo
hacer en una fecha futura para obtener sus objetivos si no se llega a un
acuerdo en la mesa de negociaciones?
¿Qué puede hacer cada grupo después de que se llega a un acuerdo si el
otro grupo rompe su palabra y usa sus fuerzas disponibles para apoderarse de
sus objetivos a pesar del acuerdo?
En negociaciones no se llega a un acuerdo a
través de la evaluación de los buenos y malos puntos de los asuntos en
cuestión. Mientras que éstos pueden ser
discutidos, los resultados reales de las negociaciones vienen de la evaluación
del poder absoluto y relativo de las facciones en conflicto. ¿Cómo pueden los demócratas asegurarse que
sus reclamaciones mínimas no serán negadas?
¿Qué pueden hacer los dictadores para mantenerse en control y
neutralizar a los demócratas? En otras
palabras, si hay un acuerdo, es probable que resulte del estimado, por cada
grupo, del poder relativo de los otros grupos y del cálculo de los resultados
de una posible lucha abierta.
Hay también que prestar atención a qué tipo de
sacrificios cada grupo está dispuesto a ofrecer para llegar a un acuerdo. En negociaciones exitosas, hay un arreglo,
un acomodo en las diferencias. Cada
grupo recibe parte de lo que quiere y cede parte de sus objetivos.
En caso de dictaduras extremas, ¿qué van las
fuerzas por la democracia a sacrificar a los dictadores? ¿Qué objetivos de las fuerzas por la
democracia van a ser aceptados por los dictadores? ¿Van los demócratas a otorgar a los dictadores (ya sea un partido
político o un grupo militar) el derecho de jugar un papel permanente en un
gobierno futuro? ¿Qué tiene eso de
democrático?
Aún asumiendo que todo va bien en las
negociaciones, es necesario preguntar: ¿Qué clase de paz resultará? ¿Será la vida mejor o peor de lo que sería
si los demócratas comenzaran o continuaran la lucha?
Dictadores
“agradables”
Los dictadores pueden tener una variedad de
motivos y objetivos que causan su dominación: poder, posición, riqueza, querer
cambiar la sociedad, y otros. Uno debe
recordar que no podrán obtener ninguno de éstos si abandonan sus posiciones de
control. En caso de negociación, los
dictadores tratarán de conservar sus metas.
Cualesquiera que sean las promesas ofrecidas
por los dictadores en cualquier acuerdo negociado, nadie debe olvidar que los
dictadores pueden prometer cualquier cosa para asegurar la sumisión de los
oponentes democráticos, para luego descaradamente violar esos mismos acuerdos.
Si los demócratas están de acuerdo en parar la
resistencia para alcanzar un alivio en la represión, pueden resultar muy
decepcionados. Un paro a la resistencia
rara vez trae una reducción en la represión.
Una vez que el freno de la fuerza de la oposición interna y externa ha
sido eliminado, los dictadores pueden recrudecer aún mas su opresión y hacer la
violencia aún más brutal que antes. El
colapso de la resistencia popular frecuentemente remueve la fuerza de
contrapeso que ha limitado el control y la brutalidad de la dictadura. Los
tiranos entonces pueden arremeter contra quien quieran. “Porque el tirano tiene el poder de infligir
sólo lo que nosotros carecemos la fuerza para resistir,” escribió Krishnalal
Shridharani. (5)
La
resistencia, no la negociación, es esencial para el cambio en los conflictos
donde asuntos fundamentales están en juego.
En casi todos los casos, la resistencia tiene que continuar para sacar a
los dictadores del poder. El éxito es
más frecuentemente determinado no negociando un acuerdo, sino a través del uso
inteligente de los métodos más apropiados y poderosos de resistencia
disponibles. Es nuestra aseveración, a
ser explorada más adelante en más detalle, que el desafío político, o la lucha
noviolenta, es el instrumento más poderoso disponible a aquéllos que luchan por
la libertad.
¿Qué
tipo de paz?
Si los dictadores y demócratas hablasen sobre
la paz de alguna manera, es requisito el considerar con extrema claridad los peligros
envueltos. No todo el mundo que usa la
palabra “paz” quiere paz con libertad y justicia. La sumisión a una cruel opresión y la pasiva aceptación de
dictadores brutales que han perpetrado atrocidades contra cientos de miles de
personas no es una paz real. Hitler
frecuentemente hacía llamados a la paz, que significaba la sumisión a su
voluntad. La paz de los dictadores
frecuentemente no es más que la paz de la prisión o de la tumba.
También hay otros peligros. Negociadores de buena fe a veces confunden
los objetivos de las negociaciones y el proceso de negociación en sí. Es más, negociadores democráticos, o
expertos negociadores extranjeros aceptados para asistir en las negociaciones,
pueden de un plumazo proveer a los dictadores con la legitimidad doméstica e
internacional que les fue antes negada por su usurpación del estado, violación
de derechos humanos, y brutalidades.
Sin esa legitimación, que necesitan desesperadamente, los dictadores no
pueden continuar gobernando indefinidamente.
Los exponentes de la paz no les deben suministrar esta legitimidad.
Razones
para la esperanza
Como hemos dicho anteriormente, los líderes de
la oposición pueden sentirse forzados a buscar negociaciones debido a un
sentimiento de desesperanza en la lucha democrática. Sin embargo, ese sentimiento de falta de poder puede
cambiar. Las dictaduras no son
permanentes. Los pueblos que viven bajo
dictaduras no tienen que permanecer débiles, y no hay que permitirles a los
dictadores permanecer poderosos indefinidamente. Aristóteles indicó hace mucho, “...La oligarquía y la tiranía
tienen más corta existencia que cualquier constitución....En todas partes, las
tiranías no han durado mucho.(6) Los
dictadores modernos también son vulnerables.
Sus debilidades pueden ser agravadas y el poder de los dictadores puede
ser desintegrado. (En el Capítulo
Cuarto vamos a examinar estos puntos débiles en más detalle.)
La historia reciente demuestra la
vulnerabilidad de las dictaduras, y revela que pueden desmoronarse en un período
de tiempo relativamente corto: mientras que diez años --1980-1990-- fueron
necesarios para derrocar la dictadura comunista en Polonia, en 1989 en Alemania Oriental y
Checoslovaquia el derrocamiento ocurrió en cuestión de semanas. En El Salvador y Guatemala en 1944 las
luchas contra las atrincheradas brutales dictaduras militares requirieron
aproximadamente dos semanas cada una.
El régimen militarmente poderoso del Shah de Irán fue socavado en pocos
meses. La dictadura de Marcos en Las
Filipinas cayó ante el poder popular en cuestión de semanas en 1986: el
gobierno de los Estados Unidos rápidamente abandonó al presidente Marcos cuando
la fuerza de la oposición se hizo aparente.
El intento de golpe de estado extremista en la Unión Soviética en 1991
fue bloqueado en días por el desafío político.
Después, muchas de las naciones del Bloque Soviético, que habían sido
dominadas por mucho tiempo, en cuestión de días, semanas y meses recuperaron su
independencia.
La vieja preconcepción que los medios violentos
siempre funcionan rápidamente y que los medios noviolentos siempre requieren
mucho tiempo claramente no es válida. A
pesar que cambios en la situación y en la sociedad pueden requerir mucho
tiempo, la lucha contra la dictadura en sí es a veces relativamente rápida
cuando se usan medios noviolentos.
Las negociaciones no son la única alternativa a
una lucha continua de aniquilamiento por un lado o de capitulación por el
otro. Los ejemplos previamente citados,
y los mencionados en el Primer Capítulo, ilustran que otra opción existe para
aquéllos que quieren paz y libertad: el desafío político.
Tercero
¿De
dónde proviene el poder?
El logro de la libertad con paz no es, desde
luego, una tarea fácil. Requerirá una
gran habilidad estratégica, organización, y planeación. Sobre todo, requerirá poder. Los demócratas no pueden esperar derrocar
una dictadura y establecer la libertad política sin la habilidad de aplicar su
propio poder con efectividad.
¿Pero cómo es esto posible? ¿Qué tipo de poder puede movilizar la
oposición democrática suficientemente para destruir a la dictadura y a sus
vastas redes militares y policiales?
Las respuestas están en la frecuentemente ignorada comprensión del poder
político. Esta comprensión no es
realmente tan difícil de obtener.
Algunas verdades básicas son muy simples.
La
fábula del “Amo de los Monos”
Una parábola china del siglo XIV por Liu-Ji,
por ejemplo, plantea muy bien esta descuidada comprensión del poder
político:(7)
En el estado feudal de Chu un anciano
sobrevivía manteniendo monos a su servicio.
La gente de Chu lo llamaban “ju gong” (amo de monos).
Cada mañana, el anciano reunía a los monos en
su patio, y ordenaba al más viejo a dirigir a los otros a las montañas para
recoger frutos de los arbustos y árboles.
Era la regla que cada mono tenía que dar una décima de su colección al
anciano. Aquellos que no lo hicieran,
recibían latigazos. Todos los monos
sufrían amargamente, pero ninguno se atrevía a quejarse.
Un día, un pequeño mono le preguntó a los
otros: ¿Sembró el anciano todos los árboles frutales y los arbustos?” Los otros respondieron: “No, crecieron en la
naturaleza.” El mono pequeño entonces
preguntó: “¿No podemos tomar los frutos sin el permiso del anciano?” Los otros respondieron: “Sí, todos
podemos.” El mono pequeño continuó:
“Entonces, ¿por qué dependemos de el anciano?
¿Por qué tenemos todos que servirlo?”
Antes de que el mono pequeño pudiera terminar
su oración, todos los monos de pronto vieron la luz y despertaron.
Esa misma noche, cuando el anciano se durmió,
los monos derribaron las barricadas de la empalizada en la que estaban
confinados y la destruyeron completamente.
También tomaron los frutos que el anciano tenía almacenados, los
llevaron con ellos al bosque, y nunca regresaron. El anciano murió de hambre.
Yu-li-zi dice, “Algunos hombres en el mundo
gobiernan a sus pueblos mediante trucos y no principios rectos. ¿No se asemejan al amo de los monos? No están conscientes de su estupidez. Tan pronto como su gente vea la luz, sus
trucos no les funcionarán.”
Fuentes
necesarias del poder político
El principio es simple. Los dictadores requieren la asistencia de
los gobernados, sin la cual no pueden asegurar y mantener las fuentes del poder
político. Estas fuentes de poder
político incluyen:
·
Autoridad,
la creencia
entre el pueblo de que el régimen es legítimo y que ellos tienen el deber moral
de obedecerlo.
·
Recursos
humanos, el
número e importancia de las personas y grupos que obedecen, cooperan, o
suministran asistencia a los gobernantes.
·
Destreza
y conocimientos,
requeridos por el régimen para llevar a cabo acciones específicas y que
son suministrados por las personas y grupos que cooperan.
·
Factores
intangibles, factores psicológicos e ideológicos que pueden inducir a las personas a
obedecer y ayudar a los gobernantes.
·
Recursos
materiales, el
grado en el cual los gobernantes controlan o tienen acceso a la propiedad,
recursos naturales, recursos financieros, el sistema económico, y los sistemas
de comunicación y transporte.
·
Sanciones, castigos, la amenaza o
ejecución de los mismos, para
enfrentarse a la desobediencia y a la nocooperación y asegurar la sumisión y a
la cooperación que son requeridas para que el régimen exista y lleve a cabo sus
políticas.
Todas estas fuentes, sin embargo, dependen de
la aceptación del régimen, de la sumisión y obediencia de la población, y de la
cooperación de innumerables personas y de las instituciones de la
sociedad. Estas no están garantizadas.
Plena cooperación, obediencia, y apoyo
aumentarán la disponibilidad de las fuentes de poder requeridas y,
consecuentemente, expandirán la capacidad de poder de cualquier gobierno.
Por otro lado, el retiro de la cooperación
popular e institucional a los agresores y dictadores disminuye y hasta puede
cortar la disponibilidad de las fuentes del poder de las cuales dependen todos
los gobernantes. Sin la disponibilidad
de estas fuentes, el poder del gobernante se debilita y finalmente se disuelve.
Naturalmente, los dictadores son sensitivos a
acciones e ideas que amenazan su capacidad para hacer lo que quieren. Por eso, los dictadores probablemente van a
amenazar y a castigar a aquéllos que desobedecen, van a la huelga, o no
cooperan. Sin embargo, éste no es el
fin de la historia. La represión, aún
con brutalidades, no siempre produce una vuelta al nivel necesario de sumisión
y cooperación que el régimen requiere para funcionar.
Si, a pesar de la represión, las fuentes del
poder pueden ser restringidas o cortadas por un tiempo suficiente, los
resultados iniciales pueden ser la incertidumbre y confusión dentro de la
dictadura. Esto es probablemente
seguido por el claro debilitamiento del poder de la dictadura. A lo largo del tiempo, la negativa a otorgar
las fuentes de poder pueden producir la parálisis e impotencia del régimen, y
en casos severos, su desintegración. El
poder del dictador morirá, lenta o rápidamente, de inanición política.
El grado de libertad o tiranía en una tiranía o
cualquier gobierno, es, consecuentemente, en una gran medida, un reflejo de la
relativa determinación de sus sujetos a ser libres y su disposición y habilidad
a resistir los esfuerzos a esclavizarlos.
Contrario a la opinión popular, aún las
dictaduras totalitarias dependen de la población y sociedades que
gobiernan. Como el científico político
Karl W. Deutsch indicó en 1953:
“El poder totalitario es fuerte solamente si no
tiene que ser utilizado muy frecuentemente.
Si el poder totalitario tiene que ser utilizado siempre contra la
población entera, probablemente no permanecerá fuerte por mucho tiempo. Ya que los regímenes totalitarios requieren
más fuerza para tratar con sus sujetos que otros tipos de gobiernos, estos
regímenes tienen mayor necesidad de una extendida y segura obediencia de su
pueblo; mas aún, ellos tienen que poder contar con el activo apoyo de por lo
menos unas partes significativas de la población en caso de crisis.” (8)
El teorista legal del siglo XIX John Austin
describió la situación de una dictadura confrontando un pueblo que no lo
apoyaba. Austin argumentó que si la
mayoría de la población estaba determinada a destruir al gobierno y estaba
dispuesta a padecer represión para lograrlo, entonces el poder del gobierno,
incluyendo aquéllos que lo apoyaban, no podría preservar al gobierno odiado,
aún si éste recibía ayuda exterior. El
pueblo desafiante no podía ser obligado a volver a la obediencia permanente y
subyugación, concluyó Austin. (9)
Niccolo Machiaveli había argumentado mucho
antes que el príncipe “...que tiene al pueblo completo por su enemigo nunca
puede garantizar su seguridad; y mientras que mayor sea su crueldad, más
aumentará la debilidad de su régimen.,” (10)
La aplicación política práctica de estas
perpicacias fue demostrada por la heroica resistencia noruega contra la
ocupación nazi, y, como mencionamos en el Primer Capítulo, por los polacos, alemanes, checos, eslovacos
y muchos otros que resistieron la agresión y dictadura comunista, y finalmente
contribuyeron al colapso del sistema comunista en Europa. Esto, desde luego, no es un fenómeno nuevo:
casos de resistencia noviolenta datan por lo menos del año 494 B.C. cuando los
plebeyos le retiraron la cooperación a los amos patricios romanos.(11) La lucha noviolenta ha sido empleada en
varios tiempos por individuos en Asia, Africa, las Américas, Australia, y las
islas del Pacífico, al igual que en Europa.
Tres de los factores más importantes para
determinar hasta qué grado el poder del gobierno va a ser o no controlado
son: (1) el deseo relativo del pueblo a imponer límites al poder del gobierno;
(2) la fortaleza relativa de las
organizaciones e instituciones del pueblo para negar de manera colectiva las
fuentes de poder; y (3) la habilidad
relativa del pueblo para retirar su consentimiento y asistencia.
Centros
del poder democrático
Una característica de una sociedad democrática
es que existe un gran número de grupos e instituciones no gubernamentales que
son independientes del estado. Estos
incluyen, por
ejemplo, familias, organizaciones religiosas,
asociaciones culturales, asociaciones deportivas, instituciones económicas,
sindicatos, asociaciones estudiantiles, partidos políticos, aldeas,
asociaciones de vecinos, asociaciones para cultivar jardines, organizaciones de
derechos humanos, grupos musicales, sociedades literarias, y otros. Estos grupos son importantes para cumplir
sus propios objetivos y también para ayudar a llevar a cabo las necesidades de
la sociedad.
Además, estos organismos tienen un gran
significado político. Proveen una base
mediante la cual las personas pueden ejercer influencia sobre la dirección de
su sociedad y resistir otros grupos o el gobierno cuando ellos injustamente
intentan socavar sus intereses, actividades o propósitos. Individuos aislados que no son miembros de
un grupo normalmente no pueden tener un impacto significativo sobre el resto de
la sociedad, menos aún sobre un gobierno, y ciertamente menos sobre una
dictadura.
Consecuentemente, si la autonomía y libertad de
estos grupos es usurpada por los dictadores, la población va a estar
relativamente desamparada. También, si
estas instituciones pueden ser dictatorialmente controladas por el régimen
central o reemplazadas por otras que son controladas, pueden ser usadas para
dominar a sus miembros y también a esas áreas de la sociedad.
Sin embargo, si la autonomía y libertad de
estas instituciones civiles independientes (fuera del control del gobierno)
pueden ser mantenidas o recuperadas, éstas son muy importantes para aplicar el
desafío político. La característica
común de los ejemplos antes citados donde las dictaduras han sido desintegradas
o debilitadas ha sido la valiente aplicación masiva de desafío político por la población y sus instituciones.
Como mencionamos, estos centros de poder
proveen las bases institucionales con las cuales la población puede ejercer
presión o puede resistir el control dictatorial. En el futuro, van a ser parte de la base estructural
indispensable para una sociedad libre.
Por lo tanto, su continuada independencia y crecimiento es frecuentemente
un requisito para el éxito de la lucha de liberación.
Si el dictador ha tenido mucho éxito en
destruir o controlar los organismos independientes de la sociedad, va a ser muy
importante que la resistencia cree nuevos grupos sociales e instituciones independientes,
o que establezca el control democrático sobre organismos que han sobrevivido o
que están parcialmente controlados.
Durante la revolución húngara de 1956-1957 surgieron un gran número de
concilios que practicaban la democracia directa, hasta agrupándose para
establecer por algunas semanas un completo sistema federal de instituciones y
gobierno. En Polonia durante los
últimos años de la década de los 80 los obreros mantuvieron sindicatos ilegales
de Solidaridad y, en algunos casos, tomaron control de los sindicatos
oficiales, dominados por los comunistas.
Este desarrollo institucional puede tener consecuencias políticas muy
importantes.
Desde luego, nada de esto quiere decir que el
debilitar y destruir dictaduras es fácil, ni que cada intento va a tener
éxito. Ciertamente no quiere decir que
la lucha no va a sufrir bajas, ya que aquéllos que todavía sirven a los
dictadores probablemente van a luchar para tratar de forzar al pueblo a
reanudar su cooperación y obediencia.
El
análisis anterior del significado del poder sí significa, sin embargo, que es
posible la desintegración deliberada de las dictaduras. Las dictaduras en particular
tienen características específicas que las hacen extremadamente vulnerables a
un desafío político hábilmente implementado.
Vamos a examinar estas características en más detalle.
Cuarto
Las
dictaduras tienen puntos débiles
Las dictaduras frecuentemente parecen
invulnerables. Servicios de
inteligencia, policía, fuerzas militares, prisiones, campos de concentración, y
pelotones de fusilamiento son controlados por unos pocos con poder. Las finanzas, los recursos naturales, y la
capacidad productiva de un país son frecuentemente arbitrariamente saqueados
por dictadores y usados para sostener la voluntad de los dictadores.
Por comparación, las fuerzas de la oposición
democrática a veces parecen extremadamente débiles, inefectivas y sin
poder. Esa percepción de
invulnerabilidad comparada ante la aparente impotencia del pueblo hace que una
efectiva oposición sea improbable.
Sin embargo, esta no es la historia completa.
Identificando
el talón de Aquiles
Un mito de la Grecia Clásica ilustra bien la
vulnerabilidad de los supuestamente invulnerables. No había golpe que hiriera o espada que penetrara la piel del guerrero
Aquiles. Cuando era todavía una
criatura, la madre de Aquiles supuestamente lo sumergió en las aguas del río
mágico Styx, resultando en la protección de su cuerpo de todos los peligros. Había, sin embargo, un problema. Como la criatura fue sostenida por sus
talones para que no se lo llevara la corriente, el agua mágica no cubrió esa
pequeña parte de su cuerpo. Cuando
Aquiles ya era hombre a todo el mundo le parecía que era invulnerable a las
armas de los enemigos. Sin embargo, en
la batalla de Troya, instruido por uno que conocía el punto débil, un soldado
enemigo apuntó su flecha al talón de Aquiles, al sitio donde podía ser
herido. El ataque fue fatal. Todavía hoy, la frase “El Talón de Aquiles”
se refiere a la parte vulnerable de una persona, un plan, o una institución
para la cual no hay protección en caso de ataque.
El mismo principio se aplica a dictadores
despiadados. Ellos también pueden ser
conquistados, aún más rápidamente y al menor costo posible, si sus puntos
débiles son identificados y el ataque es concentrado sobre los mismos.
Puntos
débiles de las dictaduras
Entre los puntos débiles de las dictaduras se
encuentran:
1.
La cooperación de un gran número de personas,
grupos e instituciones necesarias para operar el sistema puede ser restringida
o retirada.
2.
Los requisitos y efectos de las políticas
anteriores del régimen van a limitar, hasta cierto punto, su habilidad actual
para implementar políticas que estén en conflicto con las anteriores.
3.
La operativa del sistema puede convertirse en
rutina, haciéndolo menos ágil para ajustarse rápidamente a nuevas situaciones.
4.
Las personas y recursos que ya han sido
asignadas a tareas existentes no estarán fácilmente disponibles para emprender
otras nuevas funciones.
5.
Los subordinados, temerosos de no complacer a
sus superiores, pueden abstenerse de dar al dictador la información correcta y
completa que es necesaria para que el dictador haga sus decisiones.
6.
La ideología puede erosionarse y los mitos y
símbolos del sistema pueden volverse inestables.
7.
Si existe una ideología fuerte que influya el
punto de vista sobre la realidad, el mantenerse adherido a la misma puede
provocar la falta de atención a las condiciones y necesidades reales.
8.
El deterioro de la eficiencia y competencia de
la burocracia, o controles y regulaciones excesivas, pueden provocar la falta
de efectividad de las políticas y operaciones del sistema.
9.
Fuertes conflictos institucionales internos y
rivalidades y hostilidades personales pueden dañar y aún romper el
funcionamiento de la dictadura.
10. Los intelectuales y estudiantes pueden volverse inquietos debido a las
condiciones, restricciones, doctrinalismo y represión.
11. El público en general puede, a medida que pase el tiempo, convertirse en
apático, escéptico, y aún hostil al régimen.
12. Diferencias regionales, de clase, culturales o nacionales pueden
agudizarse.
13. El poder de la jerarquía de la dictadura siempre es hasta cierto punto
inestable, y a veces extremadamente inestable.
Los individuos no siempre permanecen en la misma posición en la jerarquía,
sino pueden subir o bajar de rango o ser removidos completamente y reemplazados
por nuevas personas.
14. Sectores de la policía o fuerzas militares pueden actuar para alcanzar
sus propios objetivos, aún contra la voluntad de dictadores establecidos,
incluyendo golpes de estado.
15. Si la dictadura es nueva, requiere tiempo para establecerse bien.
16. Con tantas decisiones hechas por tan pocas personas en una dictadura,
errores de juicio, política y acción probablemente van a ocurrir.
17. Si el régimen busca eludir estos peligros y descentraliza sus controles
y la toma de decisiones, el control de los puntos centrales del poder puede ser
más erosionado.
Atacando
los puntos débiles de las dictaduras
Con el conocimiento de esos puntos débiles
inherentes, la oposición democrática puede deliberadamente tratar de agravar
estos “Talones de Aquiles” para drásticamente alterar el sistema o
desintegrarlo.
La conclusión es entonces clara: a pesar de la
apariencia de fuerza, todas las dictaduras tienen puntos débiles, ineficiencias
internas, rivalidades personales, ineficiencias institucionales, y conflictos
entre organizaciones y departamentos.
Estos puntos débiles, a lo largo del tiempo, tienden a hacer al régimen
menos efectivo y más vulnerable a condiciones cambiantes y a una resistencia
deliberada. No todo lo que el régimen
se propone hacer va a ser completado.
Algunas veces, por ejemplo, hasta las órdenes directas de Hitler no eran
implementadas porque individuos debajo de él en la jerarquía se negaban a
ejecutarlas. Un régimen dictatorial
puede a veces desintegrarse rápidamente, como ya hemos observado.
Esto no quiere decir que las dictaduras pueden
ser destruidas sin riesgos y bajas.
Todo curso de acción posible para la liberación va a tener riesgos y la
posibilidad de sufrimiento, y su ejecución va a tomar tiempo. Y, desde luego, ningún método de acción
puede garantizar un éxito rápido en todas las situaciones. Sin embargo, los tipos de lucha que
identifican y atacan los puntos débiles tienen mayor oportunidad de éxito que
aquéllos que buscan luchar contra el dictador donde él claramente es más
fuerte. La pregunta es cómo debe ser esta lucha librada.
Quinto
Ejerciendo
poder
En el Primer Capítulo indicamos que la
resistencia militar contra dictaduras no les pega donde son más débiles, sino
donde son más fuertes. Al escoger
competir en el área de fuerza militar, suministro de armamentos, tecnología de
armamentos, y otros similares, los movimientos de resistencia tienden a ponerse
en una clara desventaja. Las dictaduras
casi siempre serán capaces de reunir recursos superiores en estas áreas. Los peligros de apoyarse en poderes foráneos
para la salvación también fueron analizados.
En el Segundo Capítulo examinamos los problemas de depender de
negociaciones como un instrumento para terminar dictaduras.
¿Qué vías están entonces disponibles que
ofrecerán a la resistencia democrática ventajas claras y distintas y que
agravarán los puntos débiles de las dictaduras? ¿Qué técnica de acción va a capitalizar sobre la teoría del poder
político discutido en el Tercer Capítulo?
La alternativa a escoger es el desafío político.
El desafío político tiene las siguientes
características:
·
Rechaza que el resultado sea decidido por las
armas de lucha seleccionadas por la dictadura.
·
Es difícil de combatir por el régimen.
·
Puede singularmente agravar los puntos débiles
de la dictadura y cortar sus fuentes del poder.
·
Sus acciones pueden ser ampliamente dispersas
pero también se pueden concentrar en un objetivo específico.
·
Lleva a los dictadores a errores de juicio y
acción.
·
Puede utilizar con efectividad al pueblo entero
y a los grupos e instituciones de la sociedad en su lucha para poner fin a la
brutal dominación por la minoría.
·
Ayuda a distribuir el poder en la sociedad, posibilitando
aún más el establecimiento y mantenimiento de una sociedad democrática.
El
funcionamiento de la lucha noviolenta
Como la capacidad militar, el desafío político
puede usarse para una variedad de propósitos, que van desde esfuerzos para
influenciar a oponentes a tomar acciones diferentes, crear condiciones para la
resolución pacífica de un conflicto, o desintegrar el régimen del
oponente. Sin embargo, el desafío
político opera de manera bien diferente a la violencia. Aunque ambas técnicas son instrumentos para librar una batalla, lo hacen mediante
medios diferentes y con diferentes consecuencias. Los métodos y resultados de un conflicto violento son bien
conocidos. Armas físicas son usadas
para intimidar, lastimar, matar y destruir.
La lucha noviolenta es mucho más compleja y
tiene métodos de lucha más variados que la violencia. La lucha utiliza armas psicológicas, sociales, económicas y
políticas aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad. Estas han sido conocidas bajo varios nombres
como protestas, huelgas, nocooperación, boicots, desafección y poder
popular. Como indicamos anteriormente,
todos los gobiernos pueden gobernar solamente mientras que reciban un
reabastecimiento de las requeridas fuentes de poder de la cooperación,
sumisión, y obediencia de la población e instituciones de la sociedad. El desafío político, a diferencia de la
violencia, es singularmente adecuado para cortar estas fuentes de poder.
Armas
y disciplina noviolenta
El error común de pasadas campañas improvisadas
de desafío político es depender de sólo uno o dos métodos, como huelgas y
demostraciones masivas. De hecho,
existen muchos métodos que permiten a los estrategas de la resistencia
concentrarse y extender la resistencia como sea necesario.
Aproximadamente doscientos métodos de acción
noviolenta han sido identificados, y ciertamente hay decenas más. Estos métodos son clasificados bajo las tres
grandes categorías de:
·
Protesta y persuasión
·
Nocooperación
·
Intervención
Los métodos de protesta y persuasión son en su
mayoría manifestaciones simbólicas, incluyendo paradas, marchas y vigilias (54
métodos). La nocooperación está
dividida en tres categorías: (a) la nocooperación social (16 métodos), (b) la
nocooperación económica, incluyendo boicots (26 métodos) y huelgas (23 métodos)
y (c) la nocooperación política (38 métodos).
La intervención noviolenta, por medios psicológicos, físicos, sociales,
económicos, o políticos, como el ayuno, la ocupación noviolenta, y el gobierno
paralelo (41 métodos) es el último grupo.
Una lista de 198 de estos métodos está incluida en el Apéndice de esta
publicación.
El uso de un número considerable de métodos
cuidadosamente seleccionados, aplicados persistentemente y en gran escala, en
el contexto de una estrategia inteligente y de tácticas apropiadas, por
individuos del pueblo, entrenados, probablemente le van a causar severos
problemas a cualquier régimen ilegítimo.
En contraste a los medios militares, los
métodos de la lucha noviolenta se pueden enfocar directamente sobre los asuntos
importantes. Por ejemplo, como el
problema de una dictadura es primordialmente político, entonces las formas
políticas de la lucha noviolenta serían cruciales. Estas incluirían la negativa de la legitimidad a los dictadores y
la nocooperación con el régimen. La
nocooperación también se aplicaría contra políticas específicas. A veces tácticas de demora (dejar para
luego) pueden ser calladas y secretamente practicadas, mientras que en otros
tiempos la desobediencia abierta y las manifestaciones de desafío público y
huelgas son visibles a todo el mundo.
También, si la dictadura es vulnerable a
presiones económicas o si las quejas populares contra ella son de carácter
económico, entonces acciones económicas, tales como el boicot o las huelgas,
pueden ser métodos de resistencia apropiados.
Los esfuerzos de los dictadores a explotar el sistema económico pueden
enfrentarse a huelgas generales de carácter limitado, paso de jicotea, y la
falta de apoyo (o desaparición) de expertos indispensables. El uso selectivo de varios tipos de huelgas
puede ser llevado a cabo en puntos claves de la industria manufacturera, el
transporte, el suministro de materias primas
y la distribución de productos.
Algunos métodos de la lucha noviolenta requieren
que las personas ejecuten acciones no relacionadas a sus vidas normales, como
distribución de volantes, operar una prensa clandestina, irse a la huelga de
hambre o sentarse en medio de la calle.
Estos métodos pueden ser difíciles para algunas personas excepto en el
caso de situaciones muy extremas.
Otros métodos de la lucha noviolenta requieren
que las personas continúen en gran medida sus vidas normales, pero en forma un
poco diferente. Por ejemplo, las
personas pueden asistir a su trabajo y no ir a la huelga, y entonces
deliberadamente trabajar más despacio o ineficientemente. “Errores” pueden ser cometidos
conscientemente con más frecuencia. Uno puede “enfermarse” o “estar
imposibilitado” para el trabajo en ciertas ocasiones. O uno puede simplemente negarse a trabajar. Uno puede ir a servicios religiosos cuando
esto expresa no solamente su fe religiosa pero también sus convicciones
políticas. Uno puede proteger a los
niños de la propaganda de los atacantes educándolos en la casa o en clases ilegales. Uno puede negarse a hacerse miembro de
ciertas “recomendadas” o requeridas organizaciones de las cuales uno no se
hubiera hecho miembro bajo condiciones de libertad de elección. La semejanza de estos tipos de acción con
las acciones usuales de los individuos y el grado limitado en que departen de
sus vidas normales pueden facilitar para muchas personas la participación en
una lucha de liberación nacional.
Como la lucha noviolenta y la violencia operan
en formas fundamentalmente diferentes, aún una resistencia violenta de carácter
limitado durante una campaña de desafío político puede ser contraproducente ya
que tornará la lucha en una confrontación en el cual los dictadores tienen una
ventaja aplastante--la guerra militar.
La disciplina noviolenta es la clave al éxito y tiene que ser mantenida
a pesar de provocaciones y brutalidades por parte de los dictadores y sus
agentes.
El mantenimiento de la disciplina noviolenta
contra los oponentes facilita el funcionamiento de cuatro mecanismos de cambio
en la lucha noviolenta (discutidos a seguir).
La disciplina noviolenta también es extremadamente importante en el
proceso del jiu-jitsu político. En este proceso, la cruda brutalidad del
régimen contra los individuos de acción obviamente noviolentos rebota contra la
posición del dictador, causando disensión en sus propios rangos y también
fomenta el apoyo hacia los que resisten por parte de la población en general,
los partidarios usuales del régimen y terceras personas.
En algunos casos, sin embargo, una violencia
limitada contra la dictadura puede ser inevitable. La frustración y el odio contra el régimen pueden explotar en la
violencia. O ciertos grupos pueden no estar dispuestos a abandonar los medios
violentos aún cuando reconocen la importancia del papel de la lucha
noviolenta. En estos casos, el desafío
político no tiene que ser abandonado.
Sin embargo, va a ser necesario separar lo más posible la acción
violenta de la acción noviolenta. Esto
debe ser hecho en términos de geografía, grupos de población, selección del
momento oportuno, y temas. De otra
forma, la violencia puede tener un efecto desastroso sobre el potencialmente
mucho más poderoso y exitoso uso del desafío político.
La historia indica que a pesar de que hay que
anticipar que el desafío político causará muertes y heridos, las bajas serán
mucho menores que en una guerra militar.
Aún mas, este tipo de lucha no contribuye a un ciclo sin fin de muerte y
brutalidad.
La lucha noviolenta requiere y tiene la
tendencia a producir la pérdida (o un mayor control) del miedo al gobierno y su
violenta represión. La pérdida o
control del miedo es un elemento clave en destruir el poder de los dictadores
sobre la población en general.
0
La
comunicación abierta, la secreta y los altos principios
El actuar en secreto, la decepción y la
conspiración clandestina presentan problemas muy difíciles para un movimiento
que usa la acción noviolenta. Es
frecuentemente imposible que la policía política y los agentes de inteligencia
no se enteren de las intenciones y planes del movimiento. Desde la perspectiva del movimiento, el
actuar en secreto no solamente está enraizado en el miedo, sino contribuye al
miedo, y así desalienta el espíritu de resistencia y reduce el número de
personas que pueden participar en un acción dada. También puede contribuir a sospechas y acusaciones, muchas veces
injustificadas, dentro del movimiento, en lo que se refiere a quien es un
informante o agente de los oponentes.
Actuar en secreto también puede afectar la habilidad de un movimiento a
permanecer noviolento. Por contraste,
el actuar abiertamente en relación a las intenciones y planes no solamente va a
tener el efecto opuesto, sino contribuirá a una imagen que el movimiento de resistencia
es de hecho extremadamente poderoso. El
problema, naturalmente, es más complejo que esto sugiere, y puede haber
aspectos significativos de actividades de resistencia que requieren ser
mantenidas encubiertas. Es necesaria
una evaluación bien informada de situaciones específicas, llevadas a cabo por
conocedores de la dinámica de la lucha noviolenta y también de los medios de
inteligencia de la dictadura.
El editar, imprimir, y distribuir publicaciones
clandestinas, el uso ilegal de transmisiones radiales dentro del país, y el
recopilar inteligencia sobre las operaciones de la dictadura están entre el
número limitado de tipos especiales de actividades que tienen que ejecutarse
bajo un alto grado de sigilo.
Hay que mantener un alto nivel de principios en
la ejecución de la acción noviolenta durante toda la trayectoria del
conflicto. Factores como no tener miedo
y mantener la disciplina noviolenta son siempre requeridos. Es importante recordar que frecuentemente se
puede requerir a un gran número de personas para llevar a cabo algunos cambios
específicos. Sin embargo, sólo se puede
obtener un alto número de participantes en los que se puede confiar si se
mantienen los altos principios del movimiento.
Cambiando
las relaciones del poder
Los estrategas tienen que acordarse que el
conflicto dentro del cual se aplica el desafío político es un campo de lucha en
cambio constante, con una continua interacción de jugadas y contrajugadas. Nada es estático. Las relaciones del poder, absolutas y relativas, están sujetas a
constantes y rápidos cambios. La
persistencia noviolenta por parte de la resistencia a pesar de la represión es
lo que hace posible estos cambios.
Las variaciones en el poder de cada una de las
facciones en la contienda en este tipo de conflicto son probablemente más
extremas que en conflictos violentos, tienen lugar más frecuentemente, y tienen
consecuencias más diversas y políticamente significativas. Debido a estas variaciones, acciones
específicas de la resistencia tienden a tener consecuencias mucho más allá del
tiempo y lugar en donde ocurren. Estos
efectos rebotarán para fortalecer o debilitar a un grupo o al otro.
Además, el grupo noviolento puede, por sus
acciones, ejercer influencia sobre el aumento o la disminución de la fuerza
relativa del grupo de la oposición en
un grado mucho mayor que el que ocurre en conflictos militares. Por ejemplo, una resistencia noviolenta
valiente y disciplinada al encarar las brutalidades de los dictadores puede
causar inquietud, desafecto, falta de confianza y en situaciones extremas aún
un motín entre los soldados y los afectos a la tiranía. Esta resistencia también puede resultar en
el aumento de la condena internacional de la dictadura. También, el hábil, disciplinado y
persistente uso del desafío político puede resultar en un aumento de la
participación en la resistencia de personas que normalmente hubieran dado su
apoyo tácito a los dictadores o generalmente permanecerían neutrales en el
conflicto.
Cuatro
mecanismos de cambio
La lucha noviolenta produce cambios de cuatro
tipos. El primero es el menos
frecuente, aunque ha ocurrido. Cuando
los miembros de la oposición están emocionalmente movidos por el sufrimiento
causado por la represión impuesta a los valientes miembros noviolentos de la
resistencia interna o están racionalmente persuadidos que la causa de la
resistencia es justa, ellos pueden llegar a aceptar los puntos de la
resistencia. Este mecanismo es conocido
como conversión. Aunque los casos de conversión en la lucha
noviolenta a veces ocurren, no son frecuentes y en la mayoría de los conflictos
esto no ocurre o por lo menos no ocurre en gran escala.
Lo más frecuente es que la lucha noviolenta
opera cambiando la situación conflictiva y la sociedad al punto que los
oponentes simplemente ya no pueden hacer lo que quieren. Es éste el cambio que produce tres otros
mecanismos: acomodación, coerción noviolenta, y desintegración. Cual de éstos ocurre depende del grado en
que el poder relativo y absoluto ha cambiado a favor de los demócratas.
Si los asuntos no son fundamentales, si las
demandas de la oposición en una campaña limitada no son consideradas
amenazadoras y si la lucha de fuerzas ha alterado las relaciones de poder en
cierto grado, el conflicto inmediato puede ser terminado al llegar a un
acuerdo, llegando a un pacto sobre las diferencias o a un compromiso. Este mecanismo se llama acomodación. Muchas huelgas
son solucionadas de esta manera, por ejemplo, con ambos lados obteniendo
algunos de sus objetivos pero ninguno obteniendo todo lo que quería. Un gobierno puede percibir que un acuerdo de
esta naturaleza tiene algunos beneficios, como reducir la tensión, crear una
impresión de “equidad”, o pulir la imagen internacional del régimen. Es importante, por lo tanto, que se ejerza
un gran cuidado en la selección de asuntos para los cuales un acuerdo por
acomodación es aceptable. Una lucha
para derrocar a una dictadura no es uno de éstos.
La lucha noviolenta puede ser mucho más
poderosa e ir más allá de los mecanismos de conversión o acomodación. La nocooperación y el desafío masivo pueden
cambiar a tal punto las situaciones sociales y políticas, especialmente las
relaciones del poder, que la habilidad de los dictadores para controlar los
procesos económicos, sociales y políticos del gobierno y la sociedad les es arrebatada. Las fuerzas militares del dictador pueden
dejar de ser leales y simplemente negarse a obedecer las órdenes de reprimir a
la resistencia. A pesar de que los
líderes de la dictadura permanecen en sus posiciones y se adhieren a sus metas
originales, su habilidad para actuar efectivamente se les ha arrebatado. Esto es lo que se conoce como la coerción noviolenta.
En algunas situaciones extremas, las
condiciones que producen la coerción noviolenta son llevadas aún más
lejos. El liderazgo de la dictadura de
hecho pierde toda su habilidad para actuar y su propia estructura de poder se
desploma. La autodirección,
nocooperación, y desafío de la resistencia se vuelven tan completas que los
dictadores ahora carecen de tan siquiera una semblanza de control sobre
ellos. La burocracia de los dictadores
se niega a obedecer a su propio liderazgo.
Las tropas y la policía de los dictadores se amotinan. Los usuales partidarios de los dictadores o
el pueblo repudian a su antiguo liderazgo, negándoles completamente el derecho
a gobernar.
Consecuentemente, la antigua asistencia y
obediencia se desvanece. El cuarto
mecanismo de cambio, la desintegración del
sistema de los dictadores, es tan completa que ni siquiera les queda suficiente
poder para rendirse. El régimen
simplemente cae en pedazos.
Al planear estrategias de liberación, estos
cuatro mecanismos deben ser considerados.
A veces operan esencialmente por casualidad. Sin embargo, la selección de uno o más de éstos como el mecanismo
de cambio seleccionado en un conflicto puede hacer posible la formulación de
estrategias específicas que se refuerzan mutuamente. Qué mecanismo (o mecanismos) deben ser escogidos depende de
numerosos factores, incluyendo el poder absoluto y relativo de los grupos en la
contienda y las actitudes y objetivos del grupo de lucha noviolento.
Efectos
democratizantes de la política de desafío
En contraste con los efectos centralizantes de
sanciones violentas, el uso de la técnica de la lucha noviolenta contribuye a
democratizar a la sociedad política de muchas maneras.
En contraste con los medios militares, esta
técnica no le provee a la resistencia una forma de represión que sí está al
alcance de la minoría gobernante, esto es: un medio de represión que puede ser
usado contra el pueblo para establecer o mantener una dictadura. Los líderes de un movimiento de desafío
político pueden ejercer influencia o aplicar presiones sobre sus seguidores,
pero no pueden encarcelarlos o ejecutarlos cuando ellos están en desacuerdo o
escogen otros líderes.
La lucha noviolenta provee al pueblo con los
medios para la resistencia que pueden ser usados para alcanzar y defender sus
libertades contra dictadores existentes o futuros. Abajo citamos varios factores democratizantes positivos que pueden
resultar de la lucha noviolenta:
·
La experiencia en la aplicación de la lucha
noviolenta puede darle a la población más confianza en sí misma para desafiar
las amenazas y la represión violenta del régimen.
·
La lucha noviolenta proporciona los medios para
la nocooperación y desafío mediante los cuales el pueblo puede resistir
controles no democráticos impuestos sobre ellos por cualquier grupo
dictatorial.
·
La lucha noviolenta puede ser usada para
asegurar el ejercicio de libertades democráticas, como libertad de expresión,
libertad de prensa, organizaciones independientes, y la libertad de reunión aún
en un ambiente de controles represivos.
·
La lucha noviolenta contribuye fuertemente a la
sobrevivencia, renacimiento y fortalecimiento de los grupos e instituciones
independientes de la sociedad, como habíamos discutido anteriormente. Estos son importantes para la democracia por
su capacidad para movilizar el poder de la población e imponer límites sobre el
poder de cualquier posible futuro dictador.
·
La lucha noviolenta proporciona los medios para
que la población ejerza poder contra acciones represivas de carácter policial o
militar llevadas a cabo por el gobierno dictatorial.
·
La lucha noviolenta proporciona métodos
mediante los cuales la población y las instituciones independientes, para
propiciar la democracia, pueden restringir o cortar las fuentes de poder de la
minoría gobernante, y así amenazar su capacidad para continuar su dominación.
Complejidad
de la lucha noviolenta
Como hemos visto basado en esta discusión, la
lucha noviolenta es una técnica compleja de acción social, que comprende muchos
métodos, un número de mecanismos para el cambio, y requisitos específicos de
comportamiento. Para ser efectivo,
especialmente contra una dictadura, el desafío político requiere una cuidadosa
planeación y preparación. Los posibles
participantes tendrán que entender qué se requiere de ellos. Los recursos tienen que estar disponibles. Y los estrategas tienen que analizar la
manera más efectiva de aplicar la lucha noviolenta. Ahora vamos a concentrarnos sobre este elemento crucial: la
necesidad de la planeación estratégica.
Sexto
La
necesidad de planeación estratégica
Las campañas de desafío político contra las
dictaduras pueden comenzar de varias maneras.
En el pasado estas luchas casi nunca se han planeado y han ocurrido de
una manera esencialmente accidental.
Las ofensas específicas que en el pasado han iniciado la acción son muy
variadas, pero a menudo incluían nuevas brutalidades, la detención o el asesinato
de una persona muy estimada, una nueva política u orden represiva, escasez de
alimentos, falta de respeto hacia creencias religiosas, o el aniversario de un
evento importante. Algunas veces, un
acto específico de la dictadura ha encolerizado al pueblo a tal punto que se
han lanzado a la acción sin tener idea de cómo podría terminar el
levantamiento. En otras ocasiones, un
individuo valiente o un pequeño grupo puede haber iniciado la acción que
suscitó el apoyo. Otros también pueden
reconocer en un agravio específico una semejanza con otros que ellos ya han
sufrido y pueden unirse a la lucha. A
veces, un llamado específico a la resistencia de un grupo pequeño o un
individuo puede ser recibido por una respuesta inesperadamente grande.
Mientras que la espontaneidad tiene sus puntos
positivos, a menudo ha tenido desventajas.
Frecuentemente, la resistencia democrática no ha anticipado la
brutalidad de la dictadura, ha sufrido enormemente, y la resistencia se ha desplomado. A veces la falta de planeación por parte de
los demócratas ha dejado decisiones claves al azar, con resultados
desastrosos. Aún cuando el sistema
opresivo ha sido derribado, la falta de planeación de cómo conducir la
transición a un sistema democrático ha contribuido al resurgimiento de una
nueva dictadura.
Planeación
realista
En el futuro, la acción popular sin previa
planeación indiscutiblemente va a jugar un papel importante en alzamientos
contra dictaduras. Sin embargo, es
ahora posible calcular la manera más efectiva de derrocar una dictadura,
evaluar cuándo la situación política y el poder popular están maduros, y
seleccionar cómo iniciar una campaña.
Se requieren una planeación muy cuidadosa basada en una evaluación realista de la situación y la capacidad
del pueblo para seleccionar medios efectivos para alcanzar la libertad bajo
estas circunstancias.
Si uno quiere lograr algo, es inteligente
planear como hacerlo. Mientras más
importante la meta, o más serias las consecuencias del fracaso, más importante
es la planeación. La planeación
estratégica aumenta la probabilidad de que todos los recursos disponibles van a
ser movilizados y empleados con su mayor efectividad. Esto es especialmente cierto para un movimiento democrático que
tiene limitados recursos materiales y cuyos partidarios van a estar en peligro
es decir, empeñados en derrocar una poderosa dictadura. En contraste, la dictadura normalmente va a
tener acceso a vastos recursos materiales, fuerza organizadora, y la habilidad
de perpetrar brutalidades.
“Planear una estrategia” aquí significa
calcular el curso de acción que hará más probable el ir del presente al futuro
deseado. En términos de esta discusión,
significa de una dictadura a un futuro sistema democrático. Un plan para alcanzar este objetivo
usualmente consistirá en una serie de campañas en fases y otras actividades
organizadas diseñadas a fortalecer a la población y sociedad oprimida y a
debilitar a la dictadura. Por favor,
nótese que el objetivo no es simplemente el destruir a la actual dictadura sino
el implementar un sistema democrático.
Una gran estrategia que limita su objetivo a simplemente destruir la
presente dictadura corre el gran riesgo de producir otro tirano.
Obstáculos
a la planeación
Algunos exponentes de la libertad en varios
lugares del mundo no aplican toda su capacidad al problema de cómo lograr la
liberación. Sólo raramente estos
defensores de la libertad reconocen completamente la extrema importancia de la
cuidadosa planeación estratégica antes de actuar. Consecuentemente, esto casi nunca se hace.
¿Por qué es que las personas que tienen la
visión de llevar la libertad política a sus pueblos tan pocas veces preparan un
amplio plan estratégico para alcanzar esa meta? Desafortunadamente, las personas en grupos de oposición democrática
frecuentemente no comprenden la necesidad de la planeación estratégica o no
están acostumbradas o entrenadas a pensar estratégicamente. Esta es una tarea difícil. Constantemente hostigados por la dictadura,
y bajo la presión de responsabilidades inmediatas, los líderes de la
resistencia a menudo no tienen la seguridad o el tiempo para desarrollar la
habilidad de pensar en términos estratégicos.
En su lugar, el patrón común es simplemente
reaccionar a las iniciativas de la dictadura.
La oposición entonces está siempre a la defensiva, buscando mantener sus
libertades limitadas, o bastiones de libertad, y en las mejores circunstancias
retrasando el avance de los controles dictatoriales o causando ciertos
problemas a las nuevas políticas del régimen.
Algunos individuos y grupos, desde luego,
pueden creer que no es necesario que el movimiento de liberación formule una
amplia planeación a largo plazo. En su
lugar, pueden ingenuamente pensar que si ellos simplemente apoyan su meta
fuerte y firmemente y por un período de tiempo suficiente, de alguna manera
alcanzarán sus objetivos. Otros asumen
que si ellos simplemente viven de acuerdo a sus principios e ideales al encarar
las dificultades, están haciendo todo lo que pueden por implementarlos. Su apoyo de metas humanitarias y lealtad a
ideales es admirable, pero son extremadamente inadecuados para poner fin a una
dictadura y alcanzar la libertad.
Otros oponentes de la dictadura pueden
ingenuamente pensar que si solamente ellos usaran la suficiente violencia, la
libertad llegaría. Pero, como indicamos
anteriormente, la violencia no garantiza el éxito. En vez de liberación, puede llevar a la derrota, la tragedia
masiva, o ambas. En la mayoría de las
situaciones la dictadura está mejor equipada para la lucha violenta y las
realidades militares y en pocas ocasiones, si es que existe alguna, favorecen a
los demócratas.
Hay también activistas que basan sus acciones
en lo que ellos “sienten” que deben hacer.
Estas técnicas, sin embargo, no sólo son egocéntricas, sino que no
ofrecen una guía para desarrollar un gran plan de liberación.
La acción basada en una “idea brillante” que
alguien ha tenido es también limitada.
Lo que se necesita es la acción basada en un cuidadoso cálculo del
“próximo paso” requerido para derrocar la dictadura. Sin análisis estratégico, los líderes de la resistencia
frecuentemente no van a saber cuál debe ser el “próximo paso”, ya que no han pensado cuidadosamente sobre
los pasos sucesivos específicos requeridos para alcanzar la victoria. La creatividad e ideas brillantes son muy
importantes, pero tienen que ser utilizadas para avanzar la situación
estratégica de las fuerzas democráticas.
Agudamente conscientes de la multitud de
acciones que pueden tomarse contra una dictadura y sin poder determinar dónde
empezar, algunos aconsejan: “Hagan todo simultáneamente.” Eso puede ayudar, pero, desde luego, es
imposible, especialmente para movimientos relativamente débiles. Es más, esta técnica no provee guía de
cuándo comenzar, dónde concentrar sus esfuerzos, y cómo usar recursos
frecuentemente limitados.
Otras personas y grupos pueden ver la necesidad
para alguna planeación, pero son solamente capaces de pensar a corto plazo, o
en una base táctica. No se dan cuenta
que la planeación a largo plazo es necesaria o posible. Pueden a veces no poder pensar y analizar en
términos estratégicos, dejándose distraer repetidamente por asuntos
relativamente pequeños, frecuentemente reaccionando a las acciones de los
oponentes en vez de tomar la iniciativa para la resistencia democrática. Al dedicar tanta energía a actividades a
corto plazo, estos líderes a menudo no exploran cursos de acción alternos que
podrían guiarlos a esfuerzos globales que los acerquen constantemente a la
meta.
Es también posible que algunos movimientos
democráticos no planeen una estrategia
amplia para derrocar la dictadura, sino que se
concentren solamente en asuntos inmediatos, por otra buena razón. En su fuero interno, ellos no creen
realmente que la dictadura puede ser derrocada por sus propios esfuerzos. Consecuentemente, el planear cómo hacerlo es
considerado una romántica pérdida de tiempo o un ejercicio fútil. Individuos que luchan por la libertad contra
una dictadura brutal establecida son frecuentemente confrontados por un poder
militar y policial de tal inmensidad que parece que los dictadores pueden
lograr lo que quieran. Sin esperanza
real, estas personas, sin embargo, van a desafiar a los dictadores por razones
de integridad y quizá de historia.
Aunque nunca lo admitirán, y quizá conscientemente nunca lo reconocerán,
sus acciones les parecen a ellos mismos sin esperanza. Por lo tanto, para ellos, la planeación
estratégica a largo plazo no tiene mérito.
El resultado de la falta de planeación
estratégica es a menudo drástico: la fuerza del individuo se disipa, las
acciones son inefectivas, la energía se gasta en asuntos menores, las ventajas
no se aprovechan, y los sacrificios son en vana. Si los demócratas no planean estratégicamente, probablemente van
a fracasar en la obtención de sus objetivos.
Una mal planeada y extraña mezcla de actividades no va a hacer avanzar
un esfuerzo de resistencia de gran envergadura. Por el contrario, es probable que le permita a la dictadura
aumentar sus controles y su poder.
Desafortunadamente, porque los planes amplios
para la liberación no son frecuentes, si es que alguna vez son desarrollados,
las dictaduras parecen mucho más duraderas que en realidad lo son. Ellas sobreviven por más años o décadas de
los que debía ser.
Cuatro
términos importantes en la planeación estratégica
Para ayudarnos a planear estratégicamente, es
importante tener una idea clara del significado de cuatro términos básicos.
La
gran estrategia es el concepto que sirve para coordinar y
dirigir el uso de todos los recursos apropiados y disponibles (económicos,
humanos, morales, políticos, de organización, etc.) de un grupo que busca
alcanzar sus objetivos en un conflicto.
La gran estrategia, al enfocar su atención
principal en los objetivos y recursos del grupo hace el conflicto, determina la
técnica de acción más apropiada (como la guerra militar convencional o la lucha
noviolenta) a ser empleada en el conflicto.
Al planear la gran estrategia, los líderes de la resistencia tienen que
evaluar y planear qué presiones e influencias hay que ejercer sobre los
oponentes. Además, la gran estrategia
debe incluir decisiones sobre las condiciones apropiadas y el momento oportuno
bajo los cuales la campaña inicial de resistencia y las siguientes campañas van
a ser lanzadas.
La gran estrategia formula la estructura básica
para la selección de las estrategias más limitadas para llevar a cabo la
lucha. La gran estrategia también
determina la asignación de las tareas generales a grupos particulares y la
distribución a estos grupos de recursos para la lucha.
Estrategia es el concebir la mejor manera de obtener objetivos específicos en un
conflicto, operando dentro del marco de la gran estrategia. La estrategia concierne la decisión de
actuar o no, y cuándo, y cómo luchar, así también como lograr la máxima
efectividad en la lucha para obtener ciertos fines. Una estrategia ha sido comparada con el concepto del artista,
mientras que un plan estratégico ha sido comparado con los planos de un
arquitecto. (12)
La estrategia también puede incluir esfuerzos para desarrollar una posición estratégica tan ventajosa que le haga ver a la oposición que el conflicto los va a llevar a un inevitable fracaso, y que, por lo tanto, deben capitular sin ofrecer una lucha abierta. O si no, la situación estratégica superior garantizará la victoria de la resistencia. La estrategia también indica cómo actuar para hacer un buen uso de los éxitos obtenidos.
Aplicado al curso de la lucha, el plan
estratégico es la idea básica de cómo desarrollar campañas y cómo integrar los
distintos componentes para obtener la manera más ventajosa de alcanzar los
objetivos. Esto involucra un hábil uso
de los grupos específicos de acción en las operaciones más pequeñas. El planear una estrategia inteligente tiene
que tomar en consideración los requisitos para el éxito operativo de la técnica
de lucha seleccionada. Técnicas
diferentes van a tener requisitos diferentes.
Desde luego, sólo llenar “los requisitos” no es suficiente para asegurar
el éxito; factores adicionales pueden ser necesarios.
Al diseñar estrategias, los demócratas tienen
que definir claramente sus objetivos y determinar cómo van a medir la
efectividad de los esfuerzos para lograrlos.
Esta definición y análisis permiten al estratega identificar los
requisitos precisos para obtener cada objetivo seleccionado. Esta necesidad de claridad y definición se
aplica por igual a la planeación táctica.
Tácticas
y métodos de
acción son usados para implementar la estrategia. Las tácticas se refieren
al uso hábil de las fuerzas asequibles para obtener la mayor ventaja posible en
una situación limitada. Una táctica es
una acción limitada, empleada para obtener un objetivo restringido. La selección de tácticas es regida por la
idea de como mejor utilizar en una fase limitada del conflicto, los medios de
lucha asequibles para implementar la estrategia. Para ser más efectivo, las tácticas y métodos deben ser escogidos
y aplicados teniendo en cuenta, constantemente, el logro de los objetivos
estratégicos. Las ganancias tácticas
que no refuercen la obtención de los objetivos estratégicos pueden resultar en
la pérdida de energía.
Una táctica se concentra en un curso de acción
limitado que encaja dentro de la amplia estrategia, así como una estrategia encaja
dentro de la gran estrategia. Las
tácticas siempre se conciernen con la lucha, mientras que la estrategia incluye
consideraciones más amplias. Una
táctica específica pude ser entendida como parte de la estrategia global de una
batalla o una campaña. Las tácticas son
aplicadas por períodos de tiempo más cortos que las estrategias, o en áreas más
pequeñas (geográficas, institucionales, etc.), o por un número más limitado de
personas, o para objetivos más limitados.
En una acción noviolenta la distinción entre un objetivo táctico y un
objetivo estratégico puede ser en parte determinado por la mayor o menor
importancia del objetivo de la acción.
Las tácticas ofensivas son seleccionadas para
apoyar el logro de los objetivos estratégicos.
Acciones tácticas son los instrumentos utilizados por los estrategas
para crear las condiciones favorables para lanzar los ataques decisivos contra
el oponente. Es muy importante, por lo
tanto, que aquéllos responsables por la planeación y ejecución de operaciones
tácticas tengan la habilidad para evaluar la situación y seleccionar los
métodos más apropiados. Aquéllos que
van a participar tienen que ser entrenados en el uso de la técnica y métodos
específicos seleccionados.
Método se refiere a las armas específicas o a los medios de acción. Dentro de la técnica de la lucha noviolenta,
estos incluyen docenas de formas específicas de acción (como los muchos tipos
de huelgas, boicots, nocooperación política y otros) citados en el Quinto
Capítulo. (Por favor, refiérase también
al Apéndice).
El desarrollo de un plan estratégico
responsable y efectivo para la lucha noviolenta depende de la formulación
cuidadosa y de la gran estrategia, las estrategias, tácticas, y métodos
seleccionados.
La lección principal de esta discusión es que
el uso calculado del intelecto es requerido en la cuidadosa planeación
estratégica para la liberación de una dictadura. La negligencia de no planear inteligentemente puede contribuir a
desastres, mientras que el uso efectivo de la capacidad intelectual puede
marcar un curso estratégico que utilice sensatamente los recursos disponibles
para avanzar a la sociedad hacia la meta de libertad y democracia.
Séptimo
Planeando
la estrategia
Para aumentar la posibilidad de éxito, los
líderes de la resistencia necesitarán formular un plan de acción amplio que sea
capaz de fortalecer al pueblo que sufre, debilitar y finalmente destruir la
dictadura, y construir una democracia duradera. Para formular este plan de acción es necesario hacer una evaluación
cuidadosa de la situación y de las opciones para una acción efectiva. Basado en este cuidadoso análisis, se debe
formular una gran estrategia y las campañas estratégicas específicas para
lograr la libertad. Aunque
relacionados, el desarrollo de una gran estrategia y las campañas estratégicas
son dos procesos separados. Sólo
después que una gran estrategia se ha formulado se pueden formular las campañas
estratégicas específicas. Las campañas
estratégicas específicas tienen que ser diseñadas para lograr y reforzar los
objetivos de la gran estrategia.
El desarrollo de la estrategia de resistencia
requiere tomar en consideración muchas preguntas y funciones. Aquí vamos a identificar algunos de los
factores importantes que tendrán que ser considerados, al nivel de gran
estrategia y al nivel de campaña estratégica.
Toda planeación estratégica, sin embrago, requiere que los
planificadores de la resistencia tengan un profundo entendimiento del conflicto
global, incluyendo atención a factores físicos, históricos, gubernamentales,
militares, culturales, sociales, políticos, psicológicos, económicos e
internacionales. Las estrategias sólo
pueden ser formuladas en el contexto de una lucha específica y sus antecedentes.
De importancia primaria, los líderes
democráticos y planificadores estratégicos tienen que evaluar los objetivos y
la importancia de la causa. ¿Justifican
los objetivos una lucha mayor, y por qué?
Es crítico determinar el objetivo real de la lucha. Hemos argumentado aquí que el derrocamiento
de una dictadura o el remover al dictador actual no es suficiente. El
objetivo en estos conflictos tiene que ser el establecimiento de una sociedad
libre con un sistema de gobierno democrático.
La claridad sobre este punto va a influir sobre la formulación de la
gran estrategia y las resultantes campañas estratégicas.
En particular, los estrategas van a tener que
contestar muchas preguntas fundamentales, como éstas:
·
¿Cuáles son los mayores obstáculos para obtener
la libertad?
·
¿Cuáles son los factores que facilitan el
obtener la libertad?
·
¿Cuáles son los principales puntos fuertes de
la dictadura?
·
¿Cuáles son los varios puntos débiles de la
dictadura?
·
¿Hasta qué punto son las fuentes de poder de la
dictadura vulnerables?
·
¿Cuáles son los puntos fuertes de las fuerzas
democráticas y de la población en general?
·
¿Cuáles son los puntos débiles de las fuerzas
democráticas y de la población en general y cómo pueden ser corregidos?
·
¿Cuál es la situación de terceras personas, no
directamente involucradas en el conflicto, que ya ayudan o pueden ayudar, a la
dictadura o al movimiento democrático, y si ese es el caso, de qué forma?
Selección
de medios
Al nivel de la gran estrategia, los
planificadores tendrán que seleccionar los medios principales de lucha que van
a ser empleados en el futuro conflicto.
Los méritos y limitaciones de muchas técnicas de lucha posibles tendrán
que ser evaluados, como la guerra militar convencional, la guerra de
guerrillas, el desafío político, y otras.
Al hacer la selección, los estrategas tendrán
que considerar preguntas como: ¿Está el
método de lucha escogido al alcance de la capacidad de los demócratas? ¿Utiliza la técnica escogida los puntos fuertes
de la población dominada? ¿Apunta la
técnica hacia los puntos débiles de la dictadura, o pega en los puntos más
fuertes? ¿Ayudan estos medios a dar más
autosuficiencia a los demócratas o los llevan a tener que depender de terceros
o de grupos externos? ¿Cuál ha sido la
experiencia en el derrocamiento de dictaduras de los medios escogidos? ¿Aumentan o limitan la pérdida de vida y
heridos y la destrucción que pueden ocurrir en el futuro conflicto? ¿Asumiendo el éxito en el derrocamiento de
la dictadura, qué efecto tendrán estos medios sobre el tipo de gobierno que
surgirá de la lucha? Los tipos de
acción que se determinen ser contraproductivos tendrán que ser excluidos de la
gran estrategia.
En capítulos anteriores hemos argumentado que
el desafío político ofrece ventajas significativas en comparación a otras
técnicas de lucha. Los estrategas
necesitarán examinar la situación específica del conflicto y determinar si el
desafío político provee respuestas afirmativas a las preguntas anteriores.
Planeando
para la democracia
Debe recordarse que el objetivo de la gran
estrategia contra una dictadura no es
simplemente derrocar al dictador, sino de instalar un sistema
democrático y hacer imposible el surgimiento de una nueva dictadura. Para lograr estos objetivos, los métodos de
lucha seleccionados tienen que contribuir a un cambio en la distribución
efectiva del poder en la sociedad. Bajo
la dictadura el pueblo y las instituciones civiles de la sociedad han sido muy
débiles, y el gobierno demasiado fuerte. Sin un cambio en este desbalance, los nuevos
gobernantes pueden, si quieren, ser tan dictatoriales como los anteriores. “Una revolución de palacio” o un golpe de
estado, por lo tanto, no son bienvenidos.
El desafío político contribuye a una
distribución más equitativa del poder efectivo a través de la movilización de
la sociedad contra la dictadura, como discutimos en el Quinto Capítulo. Este proceso ocurre de muchas maneras. El desarrollo de la capacidad para la lucha
noviolenta significa que la capacidad de la dictadura para la represión
violenta ya no produce tan fácilmente la intimidación y sumisión del
pueblo. El pueblo tendrá a su
disposición medios poderosos para contrarrestar y a veces bloquear el ejercicio
del poder del dictador. Es más, la
movilización del poder popular a través del desafío político fortalecerá las
instituciones independientes de la sociedad.
La experiencia de haber ejercido poder efectivo una vez no se olvida
rápidamente. El conocimiento y
habilidad ganados en la lucha harán a la población menos susceptible a ser
fácilmente dominada por posibles dictadores.
Este cambio en las relaciones del poder va al final a facilitar el
establecimiento de una duradera sociedad democrática.
Asistencia
externa
Como parte de la preparación de una gran
estrategia, es necesario evaluar cuáles van a ser los papeles relativos de la
resistencia interna y las presiones externas para desintegrar la
dictadura. En este análisis hemos
argumentado que la principal fuerza de la lucha tiene que ser llevada a cabo
desde dentro del país. Hasta qué grado
la asistencia internacional va a
materializarse, si es que se materializa, estará estimulado por la lucha
interna.
Como un modesto suplemento, se pueden hacer
esfuerzos para movilizar la opinión pública mundial contra la dictadura, en
bases humanitarias, morales y religiosas.
Se pueden llevar a cabo esfuerzos para obtener sanciones diplomáticas,
políticas y económicas contra la dictadura por parte de gobiernos y
organizaciones internacionales.
Estas pueden tomar la forma de embargos
económicos o de armas militares; reducción en el nivel de reconocimiento
diplomático o la ruptura de relaciones diplomáticas; la prohibición de ayuda
económica y de inversiones en el país dictatorial; y la expulsión del gobierno
dictatorial de varias organizaciones internacionales y de las Naciones
Unidas. Además, la asistencia
internacional, como el apoyo financiero y de medios de comunicación, puede
también ser suministrada directamente a las fuerzas democráticas.
Formulando
la gran estrategia
Después de efectuar una evaluación de la situación,
la selección de los medios, y una determinación del papel de la asistencia
externa, los planeadores de la gran estrategia tendrán que trazar a grandes
rasgos la mejor manera de conducir el conflicto. Este plan global abarcaría del presente a la futura liberación y
el establecimiento de un sistema democrático.
Al formular la gran estrategia, estos planificadores tendrán que
preguntarse una variedad de preguntas. Las siguientes preguntas plantean (de
una manera más específica que antes) los tipos de consideraciones necesarias
para formular una gran estrategia para una lucha de desafío político:
¿Cuál es el más amplio concepto de cómo la dictadura va a ser terminada y
la democracia establecida?
¿Cuál es la mejor forma de comenzar la lucha a
largo plazo? ¿Cómo puede la población
oprimida aunar suficiente confianza en sí misma y fuerza para desafiar a la
dictadura, aunque al principio de una manera limitada? ¿Cómo se puede aumentar con el tiempo y la
adquisición de más experiencia la capacidad del pueblo para aplicar la
nocooperación y el desafío? ¿Cuáles
serían los objetivos de una serie de campañas limitadas para recobrar el
control democrático sobre la sociedad y limitar la dictadura?
¿Hay instituciones independientes que han
sobrevivido la dictadura que se pueden usar en la lucha para establecer la
libertad? ¿Qué instituciones de la
sociedad pueden ser recuperadas del control del dictador, o qué instituciones
tienen que ser creadas por los demócratas para satisfacer esas necesidades y
establecer esferas de democracia mientras
la dictadura no haya sido derrocada aún?
¿Cómo se puede desarrollar la capacidad de
organización de la resistencia? ¿Cómo
pueden ser entrenados los participantes?
¿Qué recursos (financieros, equipos, etc.) serán requeridos a través de
la lucha? ¿Qué tipos de simbolismos
pueden ser los más efectivos para movilizar la población?
¿Qué tipos de acción y en qué etapas deberán
ser incrementalmente debilitadas y cortadas las fuentes de poder de los
dictadores? ¿Cómo puede la población en
resistencia simultáneamente persistir en su desafío y también mantener la
necesaria disciplina noviolenta? ¿Cómo
puede la sociedad continuar cubriendo sus necesidades básicas durante el curso
de la lucha? ¿Cómo puede mantenerse el
orden social en el medio del conflicto?
Cuando la victoria se aproxima, ¿cómo puede la resistencia democrática
continuar edificando la base institucional de la sociedad después de la
dictadura para facilitar la transición?
Hay que recordar que no existe un plan único
que pueda ser creado para planear la estrategia para todos los movimientos de
liberación contra las dictaduras. Cada
lucha para derrocar una dictadura y establecer un sistema democrático va a ser
diferente. No hay dos situaciones que
sean exactamente iguales, cada dictadura va a tener algunas características
individuales, y las capacidades de los pueblos que buscan la libertad
variarán. Los planificadores de la gran
estrategia para una lucha de desafío político requerirán un profundo
entendimiento no sólo de la situación específica de su conflicto, pero también
de los métodos de lucha seleccionados. (13)
Cuando la gran estrategia de lucha ha sido
cuidadosamente planeada hay razones poderosas para divulgarla ampliamente. El gran número de personas cuya participación
es necesaria estarían más dispuestos y capaces de actuar si entendieran el
concepto general y también las instrucciones específicas. Este conocimiento puede potencialmente tener
un efecto muy positivo sobre su moral y su deseo de participar y actuar
apropiadamente. De todas formas, el
dictador llegará a conocer el bosquejo global de la gran estrategia; este conocimiento puede potencialmente
llevarlo a reducir la brutalidad de la represión, sabiendo que ésta podría
tener repercusiones políticas en su contra.
El conocimiento de las características de la gran estrategia también
podría potencialmente contribuir a la disensión y defecciones en el grupo del
dictador.
Una vez que un plan de gran estrategia para
derrocar a una dictadura y establecer un sistema democrático haya sido
adoptado, será importante para los grupos democráticos persistir en su aplicación. Sólo en muy pocas circunstancias debe
apartarse la lucha de la gran estrategia inicial. Cuando hay evidencia abundante que la gran estrategia escogida no
fue concebida con acierto o que las circunstancias de la lucha han cambiado
fundamentalmente, los planificadores pueden tener que alterar la gran
estrategia. Aún así, esto debe hacerse
solamente después de una reevaluación y del desarrollo y adopción de un nuevo
plan de gran estrategia más adecuado.
Planeando
estrategias para la campaña
Por inteligente o prometedora que sea la gran
estrategia para poner fin a la dictadura e instituir la democracia, una gran
estrategia no se implementa por sí misma.
Estrategias específicas tendrán que ser desarrolladas para guiar las
campañas mayores para socavar el poder de los dictadores. Estas estrategias, a su vez, incorporarán y
guiarán a un número de encuentros tácticos destinados a pegar golpes decisivos
contra el régimen dictatorial. Las
tácticas y los métodos de acción específicos tienen que ser escogidos
cuidadosamente para que contribuyan a lograr las metas de cada estrategia en
particular. La discusión aquí se
concentra exclusivamente en el nivel de la estrategia.
Los estrategas que planean las campañas mayores
van, como aquéllos que planearon la gran estrategia, a requerir un completo
entendimiento de la naturaleza y maneras operativas de la técnica de lucha que
han escogido. Así como los oficiales
militares tienen que entender las estructuras de fuerza, tácticas, logística,
municiones, los efectos de la geografía, y otros para planear la estrategia
militar, los que planean el desafío político tienen que entender la naturaleza
y principios estratégicos de la lucha noviolenta. Aún así, sin embargo, el conocimiento de la lucha noviolenta, la
atención a las recomendaciones en este ensayo, y las respuestas a las preguntas
aquí formuladas no van de por sí solas a producir estrategias. La formulación de estrategias para la lucha
todavía requiere una creatividad bien informada.
Al planear las estrategias para las campañas de
resistencia selectivas y para el desarrollo a largo plaza de la lucha de
liberación, los estrategas del desafío político tienen la necesidad de
considerar varios asuntos y problemas, incluyendo los siguientes:
·
Determinar los objetivos específicos de la
campaña y sus contribuciones para implementar la gran estrategia.
·
Considerar los métodos específicos o armas
políticas que pueden ser mejor usados para implementar las estrategias
seleccionadas. Dentro del plan global
para una campaña estratégica específica será necesario determinar qué planes
tácticos más pequeños y qué métodos específicos de acción deben ser usados para
ejercer presiones y restricciones contra las fuentes del poder de la
dictadura. Debe ser recordado que el
logro de objetivos mayores vendrá como resultado de la cuidadosa selección e
implementación de pasos específicos más pequeños.
·
Determinar si se debe, o cómo se debe,
relacionar asuntos económicos al plan global, que es, esencialmente, una lucha
política. Si los asuntos económicos van
a jugar un papel prominente en la lucha, hay que estar seguro que los problemas
económicos podrán ser remediados después que la dictadura sea terminada. De otra forma, la desilusión y disensión
pueden ocurrir si una solución rápida no surge durante el período de transición
a una sociedad democrática. Esta
desilusión puede facilitar el surgimiento de fuerzas dictatoriales que prometan
un fin a los problemas económicos.
·
Determinar con anticipación qué tipo de
estructura para el liderazgo y qué sistema de comunicaciones será mejor para
iniciar la lucha de resistencia.
Determinar qué medios para tomar decisiones y de comunicación van a ser
posibles durante el curso de la lucha para ofrecer dirección continua a la
resistencia y a la población en general.
·
Comunicar noticias sobre la resistencia a la
población en general, a las fuerzas de la dictadura, y a la prensa
internacional. Las noticias y
afirmaciones siempre tienen que ser estrictamente ciertas. Las exageraciones y afirmaciones infundadas
pueden socavar la credibilidad de la resistencia.
·
Planes para actividades sociales,
educacionales, económicas y políticas autosuficientes para satisfacer las
necesidades del propio pueblo durante el conflicto. Estos proyectos pueden ser conducidos por personas que no están
directamente envueltas en las actividades de resistencia.
·
Determinar qué tipo de asistencia externa es
deseable para apoyar la campaña específica o la lucha de liberación
global. ¿Cómo puede la ayuda externa
ser mejor movilizada y usada sin hacer que la lucha interna dependa de factores
externos inciertos? Hay que considerar
cuáles son los grupos externos que tienen más probabilidad de ayudar más
apropiadamente, como organizaciones no gubernamentales (movimientos sociales,
grupos religiosos o políticos, sindicatos, etc.) gobiernos, y/o las Naciones
Unidas y sus varios organismos.
También, los planificadores de la resistencia
tienen que tomar medidas para preservar el orden y satisfacer las necesidades
sociales de sus miembros durante la resistencia masiva contra los controles del
dictador. Esto no sólo creará
estructuras democráticas independientes alternas y satisfará necesidades
genuinas, sino que también reducirá la credibilidad de cualquier afirmación que
una brutal represión es necesaria para controlar el desorden y una situación
donde no impera la ley.
Divulgando
la idea de la nocooperación
Para un exitoso desafío político contra una
dictadura, es esencial que la población entienda la idea de nocooperación. Como fue ilustrado en la fábula del “Amo de
los Monos”(ver Tercer Capítulo), la idea básica es simple: si un número
suficiente de subordinados se niega a continuar su cooperación por un período
suficiente de tiempo, a pesar de la represión, el sistema opresivo se
debilitará y finalmente se derrumbará.
Los pueblos que viven bajo dictaduras pueden ya
estar familiarizados con este concepto proveniente de una variedad de
fuentes. Aún así, las fuerzas
democráticas deben deliberadamente divulgar y hacer popular la idea de
nocooperación. La fábula del “Amo de
los Monos”, o una similar, puede ser divulgada a través de la sociedad. Una historia como ésta puede ser fácilmente
entendida. Una vez que el concepto de
la nocooperación es entendido, el pueblo podrá entender la importancia de
futuros llamados a practicar la nocooperación en contra de la dictadura. También podrán improvisar una miríada de
formas específicas de nocooperación en situaciones nuevas.
A pesar de la dificultades y peligros en los
esfuerzos por comunicar ideas, noticias e instrucciones para la resistencia
cuando se vive bajo una dictadura, los demócratas han probado frecuentemente
que esto es posible. Aún bajo gobiernos
nazi y comunistas, era posible para la resistencia comunicarse no sólo con
otros individuos sino aún con grandes audiencias públicas a través de
periódicos ilegales, panfletos, libros y en años posteriores con audio y vídeo
cassettes.
Con la ventaja de que la planeación estratégica
se ha efectuado por adelantado, la dirección general para la resistencia puede
ser preparada y divulgada. Esta incluye
los asuntos y circunstancias bajo los cuales la población debe protestar y
retirar su cooperación, y cómo esto podría hacerse. Entonces, aún si la comunicación del liderazgo democrático es
cortado, y las instrucciones específicas no han sido emitidas o recibidas, el
pueblo sabrá cómo actuar en relación a asuntos importantes. Esta dirección también daría una medida para
identificar falsas “instrucciones de la resistencia” emitidas por la policía
política con el fin de instigar a acciones que desacrediten el movimiento.
Represión
y contramedidas
Los planificadores de la estrategia tienen que
evaluar las probables respuestas y represión, especialmente el grado de
represión, de la dictadura en respuesta a la resistencia democrática. Será necesario determinar cómo apoyar,
contra-actuar, o evitar este posible aumento en la represión sin someterse. Tácticamente, para ocasiones específicas, es
apropiado advertir al pueblo y a la resistencia sobre un posible aumento en la
represión para que conozcan los riesgos de la participación. Si la represión puede ser seria, se deben
hacer preparativos para dar asistencia médica a los heridos.
Anticipando la represión, los estrategas deben
considerar por adelantado el uso de tácticas y métodos que contribuyan al logro
de las metas específicas de una campaña o de la liberación, pero que también
hagan menos probable o posible una represión brutal. Por ejemplo, manifestaciones callejeras y paradas en contra de
dictaduras extremas pueden ser dramáticas, pero también pueden arriesgar la
vida de miles de manifestantes. El alto
costo a los manifestantes, sin embargo, puede no aplicar más presión sobre la
dictadura de la que aplicaría que todo el mundo se quedara en su casa, una
huelga, o actos masivos de nocooperación por parte de empleados del gobierno.
Si se han propuesto para un fin estratégico
actos de provocación de la resistencia que tienen el riesgo de altas bajas,
entonces uno debe considerar muy cuidadosamente los costos y posibles ganancias
de esta propuesta. ¿Van el pueblo y la
resistencia a comportarse de una manera disciplinada y noviolenta durante el
curso de la lucha? ¿Pueden resistir las
provocaciones a la violencia? Los
planificadores tienen que considerar qué medidas pueden ser tomadas para
mantener la disciplina noviolenta y mantener la resistencia a pesar de las
brutalidades. ¿Pueden medidas como
promesas, declaraciones sobre políticas, panfletos de disciplina, personas que
guardan el orden en las manifestaciones, y boicots contra personas y grupos
pro-violentos ser posibles y efectivas?
Los líderes deben estar siempre alertas a la presencia de agentes
provocadores cuya misión será el incitar a los manifestantes a la violencia.
Adhiriéndose
al plan estratégico
Una vez que un sólido plan estratégico se ha
establecido, las fuerzas democráticas no deben ser distraídas por jugadas
menores de los dictadores que los pueden tentar a desviarse de la gran
estrategia y de la estrategia para una campaña específica, causándoles el
concentrar actividades mayores en asuntos de poca importancia. Tampoco deben las emociones del momento,
quizá en respuesta a nuevas brutalidades de la dictadura, desviar a la
resistencia democrática de su gran estrategia o campaña estratégica. Las brutalidades pueden haber sido
perpetradas precisamente para provocar a las fuerzas democráticas a abandonar
sus planes bien fundados y hasta a cometer actos de violencia que sólo ayudarán
al dictador a derrotarlos con mayor facilidad.
Siempre y cuando el análisis básico se
considere bueno, la función de las fuerzas por la democracia es seguir
adelante, fase por fase. Desde luego,
cambios en tácticas y de objetivos intermediarios van a ocurrir y los buenos
líderes siempre estarán listos para explotar oportunidades que se
presenten. Estos ajustes no deben
confundirse con los objetivos de la gran estrategia o los objetivos de la
campaña específica. Una cuidadosa
implementación de la gran estrategia escogida y de las estrategias para
campañas específicas va a contribuir grandemente al éxito.
Octavo
Aplicando
el desafío político
En situaciones en las cuales el pueblo se siente
sin poder y asustado, es importante que las medidas iniciales a ser ejecutadas
sean de bajo riesgo y que fomenten confianza.
Estos tipos de acciones, tales como usar la ropa de una manera poco
usual, pueden señalar públicamente a un grupo que tiene opiniones opuestas y
dar una oportunidad al público a participar significativamente en actos de
desacuerdo. En otros casos un asunto no
político de relativa poca importancia (en la superficie), como es conseguir el
suministro de agua, puede hacerse el foco para el grupo de acción. Los estrategas deben seleccionar un asunto
cuyos méritos sean ampliamente reconocidos y difíciles de rechazar. El éxito de estas campañas limitadas no
solamente solucionará problemas específicos, sino que también convencerá a la
población que en verdad tienen potencial para el poder.
La mayoría de los estrategas de campañas en la
lucha a largo plazo no deben
dirigirse al inmediato y completo derrocamiento de la dictadura, sino a ganar
objetivos limitados. Tampoco deben
todas las campañas requerir la participación de todos los sectores de la
población.
Al contemplar una serie de campañas específicas
para implementar la gran estrategia, los estrategas del desafío tienen que
considerar cómo las campañas al principio, en el medio y durante la proximidad
a la conclusión de la lucha a largo plazo serán distintas.
Resistencia
selectiva
En las fases iniciales de la lucha, pueden ser
muy útiles campañas separadas con diferentes objetivos específicos. Estas campañas selectivas pueden ser en
sucesión. Ocasionalmente, dos o tres
pueden ocurrir simultáneamente.
Al planear una estrategia para la “resistencia
selectiva” es necesario identificar y limitar los asuntos específicos o quejas
que en general simbolizan la opresión de la dictadura. Tales asuntos pueden ser los blancos
apropiados para conducir campañas para lograr objetivos estratégicos
intermediarios dentro de la gran estrategia.
Estos objetivos estratégicos intermedios tienen
que ser asequibles mediante la capacidad, actual o proyectada, de poder de las
fuerzas democráticas. Esto ayuda a
asegurar una serie de victorias, que favorecen la moral, y también contribuyen
a ventajosos cambios incrementales en las relaciones del poder para la lucha a
largo plazo.
Las estrategias de resistencia selectivas deben
concentrarse principalmente en asuntos específicos, sociales, económicos o
políticos. Estos pueden ser
seleccionados para mantener alguna parte del sistema social y político fuera
del control del dictador, para recuperar el control de alguna parte controlada
por el dictador, o negarle a la dictadura un objetivo específico. Si es posible, la campaña de resistencia
selectiva debe también pegarle a uno o más puntos débiles de la dictadura, como
ya hemos discutido. Así, los demócratas
pueden tener el mayor impacto posible con la capacidad de poder disponible.
Desde muy temprano los estrategas tienen que
planear por lo menos la estrategia para la primera campaña. ¿Cuáles serán los objetivos limitados? ¿Cómo
va a ayudar a llevar a cabo la gran estrategia escogida? Si es posible, es inteligente formular por
lo menos el bosquejo general de estrategias para una segunda y posiblemente una
tercera campaña. Todas estas
estrategias tienen que implementar la gran estrategia y operar dentro de sus
normas generales.
Reto
simbólico
Al principio de una nueva campaña para socavar
la dictadura, el campo de las primeras acciones específicamente políticas puede
ser limitado. Estas campañas deben ser
diseñadas en parte para probar e influenciar el sentir del pueblo y para
prepararlo a continuar la lucha a través de la nocooperación y el desafío
político.
La acción inicial probablemente tomará la forma
de protesta simbólica o puede ser un acto simbólico de nocooperación limitada o
temporal. Si el número de personas que
quieren actuar es pequeño, entonces un acto inicial puede ser, por ejemplo,
colocar flores en un lugar de importancia simbólica. Por el contrario, si el número dispuesto a actuar es muy grande,
entonces un paro de cinco minutos a las actividades o varios minutos de
silencio pueden ser utilizados. En
otras situaciones, unos pocos individuos pueden comenzar una huelga de hambre,
una vigilia en un lugar de importancia simbólica, un breve boicot a clases por
parte de estudiantes o sentarse temporalmente en una oficina importante. Bajo una dictadura, estas acciones más
agresivas probablemente encontrarán una dura represión.
Ciertos actos simbólicos, como la ocupación
física delante del palacio del dictador o del cuartel de la policía política,
pueden tener gran riesgo y por lo tanto no son aconsejables para iniciar la
campaña.
Los actos iniciales de protesta simbólica a
veces han logrado una gran atención nacional e internacional como las
manifestaciones masivas de calle en Birmania en 1988 o la ocupación por los
estudiantes y huelga de hambre en la Plaza de Tiananman en Beijing en
1989. El alto número de bajas de los
manifestantes en ambos casos señala el gran cuidado que los estrategas tienen
que tener cuando planean sus campañas.
A pesar de su tremendo impacto moral y psicológico, estas acciones por
sí solas probablemente no derrocarán a la dictadura, ya que quedan como
mayormente simbólicas y no alteran la posición de poder del dictador.
Al comienzo de la lucha, usualmente no es
posible cortarle el suministro de las fuentes de poder a los dictadores
completa y rápidamente. Eso requeriría
que virtualmente la población entera y casi todas las instituciones de la
sociedad que habían sido anteriormente mayormente sumisas, rechazaran
completamente al régimen y de pronto lo desafiaran con una nocooperación masiva
y fuerte. Eso no ha ocurrido aún y
sería muy difícil de lograr. En la
mayoría de los casos, por lo tanto, una campaña rápida de completa
nocooperación y desafío no es una estrategia realista en las primeras campañas
contra la dictadura.
Diseminando
la responsabilidad
Durante una campaña de resistencia selectiva el
peso de la lucha es usualmente llevado a cabo por un tiempo por uno o más
sectores de la población. En campañas
posteriores con un objetivo diferente, el peso de la lucha cambiará a otros
grupos de la población. Por ejemplo,
los estudiantes pueden efectuar huelgas sobre asuntos educacionales, los
líderes religiosos y creyentes pueden concentrarse en la libertad de culto, los
obreros ferroviarios pueden obedecer muy meticulosamente las reglas de
seguridad y así retrasar el sistema de transporte, los periodistas pueden
desafiar la censura publicando periódicos con espacios en blanco en los cuales
los artículos prohibidos hubieran aparecido, y la policía puede repetidamente
no encontrar y no arrestar a miembros de la oposición democrática que son
buscados. El estructurar las campañas
de resistencia en fases por asuntos y grupos de la población les permitirá a
algunos segmentos de la población descansar mientras que la resistencia
continúe.
Una resistencia selectiva es especialmente
importante para defender la
existencia y autonomía de grupos e instituciones sociales, económicos y
políticos, fuera del control de la dictadura, que fueron brevemente discutidas
anteriormente. Estos centros de poder
dan las bases institucionales de las cuales la población puede ejercer presión
o puede resistir los controles dictatoriales.
En la lucha, van a ser probablemente los primeros puntos que la
dictadura va a atacar.
Apuntando
al poder de los dictadores
A medida que la lucha a largo plazo se
desarrolla más allá de las estrategias iniciales y hacia fases más ambiciosas y
avanzadas, los estrategas tendrán que calcular cómo las fuentes de poder del
dictador pueden ser aún mas restringidas.
El objetivo sería usar la nocooperación popular para crear una nueva
situación estratégica más ventajosa para las fuerzas democráticas.
A medida que las fuerzas de la resistencia
democrática ganan fuerza, los estrategas planearían una nocooperación y desafío
más ambiciosos para cortar las fuentes de poder de la dictadura, con el
objetivo de producir una creciente parálisis política y al final desintegrar la
misma dictadura.
Será necesario planear cuidadosamente cómo las
fuerzas democráticas pueden debilitar el apoyo que individuos y grupos le han
ofrecido a la dictadura en el pasado.
¿Va a ser este apoyo debilitado por la revelación de las brutalidades perpetradas
por el régimen, por exponer las desastrosas consecuencias económicas de las
políticas de la dictadura, o por un mejor entendimiento de cómo se le puede
poner fin a la dictadura? Los que
apoyan al dictador deben ser inducidos a por lo menos convertirse en
“neutrales” en sus actividades (a que se sienten en la cerca) o preferiblemente
a convertirse en partidarios activos del movimiento por la democracia.
Durante la planeación e implementación del
desafío político y la nocooperación, es muy importante concentrar la atención
en los principales partidarios y asistentes del dictador, incluyendo su grupo
más cercano, su partido político, la policía, y los burócratas, pero
especialmente su ejército.
El grado de lealtad de las fuerzas militares,
tanto soldados como oficiales, hacia la dictadura tiene que ser cuidadosamente
evaluado y se tiene que determinar si las fuerzas militares están abiertas a
ser influenciadas por las fuerzas democráticas. ¿Podrían muchos soldados comunes ser reclutas infelices y
asustados? ¿Podrían muchos de los soldados
y oficiales estar alienados del régimen por razones personales, de familia o
políticas? ¿Cuáles otros factores
podrían hacer a los soldados y oficiales vulnerables a la subversión
democrática?
Desde el principio de la lucha de liberación
hay que desarrollar una estrategia para comunicarse con las tropas y los
funcionarios del dictador. Mediante
palabras, símbolos y acciones, las fuerzas democráticas pueden informar a las
tropas que la lucha de liberación va a ser vigorosa, resuelta y
persistente. Las tropas deben conocer
que la lucha va a ser de un carácter especial, diseñada a socavar la dictadura
pero no a amenazar sus vidas. Estos
esfuerzos serían enfocados a socavar la moral de las tropas del dictador para
por último subvertir su lealtad y obediencia en favor del movimiento
democrático. Estrategias similares
deben ser enfocadas hacia la policía y empleados de gobierno.
El intento de ganarse la simpatía, y
eventualmente el inducir a la desobediencia de las fuerzas del dictador no debe
ser interpretado, sin embargo, como una manera de dar ánimos a las fuerzas
armadas a derrocar a la dictadura mediante la acción militar. Un escenario de ese tipo probablemente no
resultaría en la instalación de una democracia ya que (como hemos discutido) un
golpe de estado hace muy poco en reparar el desbalance de las relaciones de
poder entre el pueblo y los gobernantes.
Por lo tanto, sería necesario planear cómo se les puede hacer entender a
los oficiales militares que simpatizan con el movimiento democrático que ni un
golpe de estado ni una guerra civil contra la dictadura son requeridos o
deseables.
Oficiales simpatizantes pueden jugar papeles
vitales en la lucha democrática, como diseminar desafección y nocooperación
entre las fuerzas militares, propiciar ineficiencias deliberadas e ignorar
órdenes calladamente, y apoyar la negativa de llevar a cabo la represión. El personal militar también puede ofrecer
varios medios de asistencia noviolenta al movimiento democrático, incluyendo
salvoconductos, información, comida, suministros médicos, y otros.
El ejército es una de las fuentes más
importantes de poder de los dictadores porque puede usar unidades militares
disciplinadas y armas para atacar directamente y castigar al pueblo que
desobedece. Los estrategas del desafío deben recordar que va a ser excepcionalmente
difícil, o imposible, desintegrar la dictadura si la policía, los burócratas y
las fuerzas militares continúan apoyando completamente a la dictadura y le dan
su obediencia para llevar a cabo sus órdenes. Por lo tanto, los estrategas democráticos le tienen que dar una
alta prioridad a las estrategias destinadas a subvertir la lealtad de las
fuerzas de la dictadura.
Las fuerzas democráticas deben recordar que la
desafección y desobediencia de las fuerzas militares y la policía pueden ser
altamente peligrosas para los miembros de estos grupos. Pueden anticipar severas penalidades por
cualquier acto de desobediencia, incluso el ser ejecutados por amotinarse. Por lo tanto, las fuerzas democráticas no
deben pedir a los soldados y oficiales que se amotinen inmediatamente. En su lugar, cuando la comunicación es
posible, se debe hacer claro que hay una multitud de formas relativamente
seguras de “desobediencia disfrazada” que pueden tomar inicialmente. Por ejemplo, la policía y las tropas pueden
llevar a cabo ineficientemente las instrucciones para la represión, no
encontrar a personas buscadas por el régimen, advertir a los miembros de la
resistencia de inminentes actos de represión, arrestos o deportaciones, y dejar
de suministrar información importante a sus oficiales superiores. Oficiales desafectos pueden a su vez no dar
las órdenes de represión a sus subordinados.
Los soldados pueden disparar por encima de la cabeza de los
manifestantes. De manera similar, los
empleados del gobierno pueden perder expedientes e instrucciones, trabajar
ineficientemente, y “enfermarse” para tener que quedarse en la casa hasta que
se “recuperen”.
Cambios
en estrategia
Los estrategas del desafío político necesitarán
evaluar constantemente la implementación de la gran estrategia y de las
campañas estratégicas específicas. Es
posible, por ejemplo, que la lucha no avance tan bien como se esperaba. En ese caso, va a ser necesario calcular qué
cambios en estrategia podrían ser requeridos.
¿Qué se puede hacer para aumentar la fuerza del movimiento y recuperar
la iniciativa? En esta situación, será
necesario identificar el problema; hacer una reevaluación estratégica;
posiblemente cambiar las responsabilidades de la lucha a otro grupo de la
población; movilizar más fuentes de poder; y desarrollar cursos de acción
alternativos. Tan pronto como esto se
haya hecho, se debe implementar el nuevo plan inmediatamente.
Al converso, si la lucha ha marchado mejor de
lo que se esperaba y la dictadura se está derrumbando antes de lo que se
calculaba, ¿cómo pueden las fuerzas democráticas capitalizar estas ganancias no
anticipadas y moverse a paralizar la dictadura? Vamos a explorar esta pregunta en el próximo capítulo.
Noveno
Desintegrando
la dictadura
El efecto cumulativo de campañas de desafío
político bien conducidas y exitosas resultará en fortalecer a la resistencia y
establecer y agrandar las áreas de la sociedad donde los dictadores van a
enfrentarse con límites a la efectividad de su control. Estas campañas también proporcionarán una
experiencia importante en cómo negarse a cooperar y cómo ofrecer desafío
político. Esta experiencia va a ser de gran
ayuda cuando la nocooperación y el desafío lleguen a una escala masiva.
Como se discutió en el Tercer Capítulo, la
obediencia, cooperación y sumisión son esenciales si los dictadores van a ser
poderosos. Sin acceso a las fuentes del
poder político, el poder del dictador se debilita y finalmente se
disuelve. Por lo tanto, el retiro de
apoyo es el mayor requisito para desintegrar una dictadura. Puede ser útil revisar cómo las fuentes de
poder pueden ser afectadas por el desafío político.
Actos simbólicos de repudio y desafío están
entre los medios disponibles para socavar la autoridad moral y política del régimen es decir, su
legitimidad. Mientras más grande sea la
autoridad del régimen, más grande y más confiable será la obediencia y
cooperación que éste recibe. La
desaprobación moral tiene que ser expresada mediante la acción para poder
amenazar seriamente la existencia de la dictadura. El retiro de cooperación y obediencia son necesarios para cortar
la disponibilidad de otras fuentes de poder del régimen.
Una segunda importante fuente de poder son los recursos humanos, el número e
importancia de las personas y grupos que obedecen, cooperan con, o asisten a
los gobernantes. Si la nocooperación es
practicada por grandes sectores de la población, el régimen se va a encontrar
en serias dificultades. Por ejemplo, si
los empleados del gobierno no operan con su acostumbrada eficiencia o si se
quedan en la casa, el aparato administrativo va a ser gravemente afectado.
De forma similar, si las personas y grupos que
no cooperan incluyen aquellos que previamente han proveído habilidades y conocimientos especializados, entonces el dictador
encontrará su capacidad para implementar su voluntad efectivamente
debilitada. Aún su habilidad para hacer
decisiones basadas en buena información y el desarrollo de políticas efectivas
pueden ser seriamente reducidos.
Si las influencias psicológicas e ideológicas
llamadas factores intangibles que
normalmente inducen a las personas a obedecer y a ayudar a los gobernantes son
debilitadas o invertidas, la población va a estar más inclinada a desobedecer y
a nocooperar.
El acceso del dictador a recursos materiales también influye directamente sobre su
poder. Con el control de los recursos
financieros, el sistema económico, la propiedad, los recursos naturales, y los
medios de transporte y de comunicación en las manos de existentes o potenciales
oponentes del régimen, otra gran fuente del poder se elimina o se hace
vulnerable. Huelgas, boicots, y una
creciente autonomía en la economía y en los sistemas de comunicación y
transporte van a debilitar al régimen.
Como discutimos anteriormente, la habilidad del
dictador para amenazar o aplicar sanciones--castigos
contra los sectores inquietos, desobedientes o nocooperativos de la
población--es una fuente clave de su poder.
Esta fuente de poder se puede debilitar de dos maneras. Primero, si el pueblo está preparado, como
lo está en una guerra, a tomar el riesgo de serias consecuencias como el precio
del desafío, la efectividad de las sanciones disponibles va a ser drásticamente
reducida (eso es, la represión del dictador no logrará la sumisión que
persigue). Segundo, si la policía y
fuerzas militares se vuelven desafectas, pueden de una manera individual o
masiva evadir o abiertamente desafiar órdenes de arrestar, golpear o fusilar a
los miembros de la resistencia. Si el
dictador no puede apoyarse en la policía y en las fuerzas militares para llevar
a cabo la represión, la dictadura está entonces gravemente amenazada.
En resumen, el éxito contra una dictadura
pertrechada requiere que la nocooperación y el desafío reduzcan y eliminen las
fuentes de poder del régimen. Sin un
constante reabastecimiento de las fuentes de poder necesarias, la dictadura se
debilitará y finalmente se desintegrará.
Por lo tanto, una planeación competente de desafío político contra las
dictaduras tiene que atacar las principales fuentes de poder del dictador.
Aumentando
la libertad
Combinado con el desafío político durante la
fase de resistencia selectiva, el crecimiento de instituciones sociales,
económicas, culturales y políticas autónomas progresivamente aumenta “el
espacio democrático” de la sociedad y reduce el control de la dictadura. A medida que las instituciones civiles de la
sociedad se vuelven más fuertes en comparación con la dictadura, entonces,
quiera lo que quiera el dictador, la población construirá incrementalmente una
sociedad independiente fuera del control del dictador. Si y cuando la dictadura interviene para
detener esta “libertad en aumento”, la lucha noviolenta se puede aplicar para
defender este espacio ganado recientemente y la dictadura se encontrará con
otro “frente” más en la lucha.
A su tiempo, esta combinación de resistencia y
creación de instituciones puede llevar a una libertad de hecho, haciendo el
colapso de la dictadura y la instalación de un sistema democrático innegables,
porque las relaciones de poder dentro de la sociedad han sido fundamentalmente
alteradas.
Polonia en los años del 1970 y 1980 nos da un
claro ejemplo de la progresiva recuperación de la funciones e instituciones de
la sociedad por la resistencia. La
iglesia católica había sido perseguida pero nunca había caído bajo un completo
control comunista. En 1976 algunos
intelectuales y trabajadores formaron grupos pequeños como el K.O.R. (El Comité
de Defensa de los Trabajadores) para llevar adelante sus ideas políticas. La organización del sindicato de Solidaridad
con su poder para llevar a cabo huelgas efectivas forzó su legalización en
1980. Campesinos, estudiantes y muchos
otros grupos también formaron sus propias organizaciones independientes. Cuando los comunistas se dieron cuenta que
estos grupos habían cambiado las realidades del poder, Solidaridad fue otra vez
prohibida y los comunistas recurrieron al gobierno militar.
Aún bajo ley marcial, con muchos presos y una
severa persecución, las nuevas instituciones independientes de la sociedad
continuaron funcionando. Por ejemplo,
docenas de periódicos ilegales y revistas continuaron publicándose. Casas editoriales ilegales anualmente
publicaban cientos de libros, mientras que conocidos escritores boicotearon las
publicaciones comunistas y las casas editoriales del gobierno. Actividades similares continuaron en otros
sectores de la sociedad.
Bajo el régimen militar de Jaruselski, el
gobierno militar-comunista fue en cierto momento descrito como rebotando encima
de la sociedad. Los oficiales todavía
ocupaban las oficinas e edificios de gobierno.
El régimen todavía podía agredir a la sociedad, con castigos, arrestos,
encarcelamientos, incautamiento de imprentas, y otros. La dictadura, sin embargo, no podía
controlar a la sociedad. Desde ese
punto, fue sólo una cuestión de tiempo hasta que la sociedad pudo derrocar al
régimen completamente.
Aún cuando la dictadura aún ocupa las
posiciones de gobierno, es a veces posible organizar un “gobierno paralelo”
democrático. Este organismo
progresivamente opera como un gobierno rival al cual el pueblo y las
instituciones de la sociedad le dan su lealtad, cumplimiento y cooperación. Consecuentemente, la dictadura, de una
manera que va en aumento, va a ser privada de estas características de
gobierno. Eventualmente, el gobierno democrático paralelo puede reemplazar
completamente al régimen dictatorial como parte de la transición a un sistema
democrático. A su debido tiempo una
constitución deberá ser adoptada y se deben celebrar elecciones como parte de
la transición.
Desintegrando
la dictadura
Mientras que la transformación institucional de
la sociedad se está llevando a cabo, el movimiento de desafío y nocooperación
puede aumentar. Los estrategas de las
fuerzas democráticas deben considerar temprano que va a llegar el momento en
que las fuerzas democráticas se podrán mover más allá de una resistencia
selectiva y lanzar un desafío masivo.
En la mayoría de los casos, se requerirá tiempo para crear, construir o
ampliar las capacidades de la resistencia y el desarrollo del desafío masivo
puede ocurrir sólo después de varios años.
Durante este período interino se deben lanzar campañas de resistencia
selectiva con objetivos políticos de cada vez mayor importancia. Mayores sectores de la población en todos
los niveles de la sociedad deben participar.
Si existe un determinado y disciplinado desafío político durante este
aumento de actividades, es probable que los puntos débiles internos de la
dictadura se hagan cada vez más obvios.
La combinación de un fuerte desafío político y
la creación de instituciones independientes probablemente producirán a su
tiempo una amplia y favorable atención internacional hacia las fuerzas
democráticas. También puede producir
condenas diplomáticas, boicots y embargos a nivel internacional para apoyar a
las fuerzas democráticas (como sucedió en Polonia).
Los estrategas deben estar conscientes que en
algunas situaciones el colapso de la dictadura puede ocurrir muy rápidamente,
como en Alemania Oriental en 1989. Esto
puede suceder cuando las fuentes del poder han sido masivamente cortadas como
resultado de la repulsión de todo el pueblo contra la dictadura. Sin embargo, este patrón no es usual y es
mejor planear para una lucha a largo plazo (pero estar preparado para una
corta).
Durante el curso de la lucha de liberación, las
victorias, aún en asuntos limitados, deben ser celebradas. Aquéllos que han ganado la victoria deben
ser reconocidos. LA celebraciones
también ayudarán a mantener la moral requerida para otras etapas de la lucha.
Manejando
el éxito responsablemente
Los planeadores de la gran estrategia deben
calcular de antemano las posibles y preferibles maneras de concluir una lucha
para prevenir que surja una nueva dictadura y asegurar el establecimiento
gradual de un sistema democrático duradero.
Los demócratas deben calcular cómo la
transición de la dictadura al gobierno interino va a ser manejada al final de
la lucha. Es deseable a este punto
establecer rápidamente un nuevo gobierno funcional. Sin embargo, no debe ser simplemente el antiguo con nuevo
personal. Es necesario calcular qué
sectores de la estructura del antiguo gobierno (como la policía militar) deben
ser completamente abolidos por su carácter inherentemente antidemocrático y qué
sectores deben ser retenidos para ser luego democratizados. Un completo vacío en el gobierno abriría el
campo al caos o a una nueva dictadura.
Se debe determinar por adelantado cuál será la
política hacia los altos oficiales de la dictadura cuando su poder se
desintegre. ¿Por ejemplo, se debe
enjuiciar a los dictadores en la corte?
¿Se les debe permitir abandonar el país permanentemente? ¿Qué otras opciones hay que son consistentes
con la política de desafío, la necesidad de reconstruir al país, y la
edificación de la democracia después de la victoria? Tiene que ser evitado un baño de sangre que podría tener
drásticas consecuencias sobre la posibilidad de un futuro sistema democrático.
Planes específicos para la transición hacia la
democracia deben estar listos para su aplicación cuando la dictadura se
debilite o se derrumbe. Estos planes
ayudarán a prevenir que otro grupo tome el poder a través de un golpe de
estado. También se van a requerir planes
para la institución de un gobierno democrático constitucional con plenas
libertades políticas y personales. Los
cambios ganados a un alto costo no se pueden perder por falta de planeación.
Al ser confrontado con una población cada vez
más poderosa y con el crecimiento de grupos e instituciones democráticas
independientes, ambos de los cuales la dictadura no puede controlar, el
dictador se encontrará que su empresa completa se está desbaratando. Paros de la sociedad, huelgas generales,
grandes grupos de personas que se quedan en la casa, marchas desafiantes, u
otras actividades van a socavar cada vez más las organizaciones e instituciones
del dictador. Como consecuencia de este
desafío y nocooperación, ejecutados inteligentemente y con participación masiva
sobre un período de tiempo, el dictador perderá el poder y los defensores de la
democracia van a triunfar sin hacer uso de la violencia. La dictadura se desintegrará ante el pueblo
desafiante.
No todos los esfuerzos van a tener éxito, sobre
todo no fácilmente, y rara vez rápidamente.
Debe ser recordado que tantas guerras militares son perdidas como son
ganadas. Sin embargo, el desafío
político ofrece una posibilidad real para la victoria. Como dijimos anteriormente, esa posibilidad
puede ser considerablemente aumentada mediante el desarrollo de una inteligente
gran estrategia, cuidadosa planeación estratégica, trabajo duro, y una lucha
disciplinada y valiente.
Décimo
Los
cimientos para una democracia duradera
La desintegración de la dictadura es, desde
luego, causa para una gran celebración.
El pueblo que ha sufrido y luchado a un alto costo se merece un tiempo
de regocijo, relajamiento y reconocimiento.
Deben sentirse orgullosos de si mismo y de todos los que han luchado con
ellos para ganar la libertad política.
No todos habrán vivido para ver este día. Los vivos y los muertos serán recordados como héroes que ayudaron
a formar la historia de libertad en su país.
Desafortunadamente, éste no es el tiempo para
bajar la guardia. Aún en el caso de una
exitosa desintegración de la dictadura mediante el desafío político, se tienen
que tomar precauciones cuidadosas para evitar el surgimiento de un nuevo
régimen opresivo que surja de la confusión que siga el colapso del antiguo. Los líderes de las fuerzas por la democracia
deben haber preparado con anterioridad una ordenada transición a la
democracia. Las estructuras
dictatoriales tendrán que ser desmanteladas.
Las bases constitucionales y legales y los patrones de comportamiento
para una democracia duradera tendrán que ser edificados.
Nadie debe creer que con la caída de la
dictadura una sociedad ideal aparecerá inmediatamente. La desintegración de la dictadura
simplemente proveerá el punto de inicio, bajo condiciones de mayor libertad,
para esfuerzos a largo plazo para mejorar la sociedad y satisfacer las
necesidades humanas más adecuadamente.
Serios problemas de carácter político, económico y social continuarán
por años, requiriendo la cooperación de muchas personas y grupos que busquen su
resolución. El nuevo sistema político
debe proveer la oportunidad para que personas con distintos puntos de vista y
con sus medidas favoritas puedan continuar una labor constructiva y desarrollar
políticas para enfocar problemas en el futuro.
Peligro
de una nueva dictadura
Aristóteles nos advirtió hace mucho tiempo que
“...la tiranía puede convertirse en otra tiranía...(14). Hay amplia evidencia histórica de Francia
(los jacobinos y Napoleón), Rusia (los bolcheviques), Irán (el Ayatollah),
Birmania (SLORC), y otros donde el colapso de un régimen opresivo será visto
por algunas personas y grupos como meramente la oportunidad para entrar ellos
como los nuevos amos. Sus motivos
pueden variar, pero los resultados son a menudo aproximadamente iguales. La nueva dictadura puede aún ser más cruel y
completa en su control que la última.
Aún antes del colapso de la dictadura, los
miembros del viejo régimen pueden tratar de terminar antes de tiempo la lucha
de desafío por la democracia y dar un golpe de estado diseñado a usurpar la
victoria de la resistencia popular.
Pueden proclamar que su propósito es derrocar la dictadura, y en
realidad sólo imponer un modelo renovado de la antigua.
Bloqueando
golpes de estado
Hay muchas maneras de derrocar los golpes de estado
contra sociedades recién liberadas. El
conocimiento de antemano de la capacidad para la defensa puede a veces ser
suficiente para impedir cualquier intento.
El estar preparados puede resultar en su prevención.
Inmediatamente después que un intento de golpe
de estado comience, los golpistas requerirán legitimidad, es decir, la
aceptación de su derecho moral y político a gobernar. El primer principio básico de una defensa contra un golpe de
estado es, por lo tanto, negarle la legitimidad a los golpistas.
Los golpistas también requieren que los líderes
civiles y la población los apoyen, o que se encuentren confusos, o solamente
pasivos. Los golpistas requieren la
cooperación de especialistas y consejeros, burócratas y empleados de gobierno,
administradores y jueces para consolidar su control de la sociedad. Los golpistas también requieren que la
multitud de personas que operan el sistema político, las instituciones de la
sociedad, la economía, la policía y las fuerzas militares se sometan
pasivamente y continúen llevando a cabo sus funciones usuales, modificadas por
las órdenes y políticas de los golpistas.
El segundo principio básico de la defensa
contra un golpe es resistir a los golpistas con nocooperación y desafío. La requerida cooperación y asistencia les
tiene que ser negada. Esencialmente los
mismos medios de lucha que se usaron contra la dictadura pueden usarse contra
la nueva amenaza, pero aplicados inmediatamente. Si la legitimidad y la cooperación les son negadas, el golpe
puede morir de inanición política y la oportunidad para edificar una sociedad
democrática puede ser restaurada.
Redactando
una constitución
El nuevo sistema democrático requerirá una
constitución que establezca la deseada estructura del gobierno
democrático. La constitución debe fijar
los propósitos del gobierno, límites sobre los poderes gubernamentales, la
forma y el momento para elecciones mediante las cuales oficiales del gobierno y
legisladores serán elegidos, los derechos inherentes del pueblo, y la relación del
gobierno nacional a los otros niveles de gobierno más bajos.
Dentro del gobierno central, si es que va a
permanecer democrático, un clara división de la autoridad se debe establecer
entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Fuertes restricciones sobre las actividades de la policía, los
servicios de inteligencia, y las fuerzas militares deben ser incluidas para
prohibir cualquier interferencia política.
Para preservar el sistema democrático e impedir
tendencias y medidas dictatoriales, la constitución debe preferiblemente
establecer un sistema federal con prerrogativas significantes para los niveles
de gobierno regional, estatal y local.
En algunas situaciones, se debe considerar el sistema suizo de cantones,
donde áreas relativamente pequeñas retienen grandes prerrogativas, mientras que
permanecen como parte del país.
Si una constitución con muchas de estas
características ya había existido antes en el país recientemente liberado,
puede resultar inteligente simplemente restablecerla y enmendarla según se
estime necesario y deseable. Si no
existe una constitución adecuada antigua, puede ser necesario funcionar con una
constitución interina. De otra manera,
una nueva constitución tiene que ser redactada. Preparar una nueva constitución va a tomar tiempo y consideración
considerable.
En este proceso la participación popular es
deseable y requerida para la ratificación de un nuevo texto o enmiendas. Hay que tener mucha cautela para no incluir
en la constitución promesas que más tarde pueden resultar imposibles de
implementar o provisiones que requerirían un gobierno altamente centralizado,
ya que ambas situaciones pueden facilitar una nueva dictadura.
El lenguaje de la constitución debe ser
fácilmente entendido por la mayoría de la población. Una constitución no debe ser tan compleja o ambigua que sólo los
abogados u otros grupos selectos pueden decir que la entienden.
Una
política de defensa democrática
El país liberado también puede afrontar
amenazas del extranjero para las cuales necesitaría una capacidad para su
defensa. El país también puede ser
amenazado por intentos foráneos de establecer una dominación económica,
política o militar.
En el interés de mantener una democracia
interna, se le debe dar seria consideración a aplicar los principios del
desafío político a las necesidades para la defensa nacional. (15) Al colocar la capacidad para la resistencia
en las manos de la ciudadanía, países recién liberados pueden evitar la
necesidad de establecer una capacidad militar fuerte que de por sí pudiera
amenazar la democracia o requerir vastos recursos económicos que son muy
necesitados para otros propósitos.
Tiene que recordarse que algunos grupos van a
ignorar cualquier provisión constitucional en sus esfuerzos para establecerse
como los nuevos dictadores. Por lo
tanto, tiene que existir un papel permanente para la población para aplicar el
desafío político y la nocooperación contra los que pretenden convertirse en
dictadores y para preservar las estructuras, derechos y procedimientos democráticos.
Una
responsabilidad meritoria
El efecto de la lucha noviolenta no solamente
debilita y remueve dictadores pero también le da poder al oprimido. Esta técnica le permite al pueblo que
anteriormente sólo se sentía como un peón o una víctima a ejercer el poder
directamente para ganar por sus propios esfuerzos mayor libertad y
justicia. Esta experiencia de lucha
tiene importantes consecuencias psicológicas y contribuye a un mayor respeto y
confianza en sí mismos en los que antes se sentían sin poder.
Un importante beneficio a largo plazo, que es
consecuencia del uso de la lucha noviolenta para establecer un gobierno
democrático, es que la sociedad estará más capacitada para enfrentarse a
problemas que continúan y a otros en el futuro. Estos pueden incluir el futuro abuso y corrupción del gobierno,
el maltrato a cualquier grupo, las injusticias económicas, y las limitaciones
en las cualidades democráticas del sistema político. Un pueblo experimentado en el uso del desafío político es
probablemente menos vulnerable a futuras dictaduras.
Después de la liberación, la familiaridad con
la lucha noviolenta puede proveer maneras de defender la democracia, las
libertades civiles, los derechos de las minorías y las prerrogativas de
gobiernos regionales, estatales y locales y de las instituciones no
gubernamentales. Estos instrumentos
también proveen maneras por las cuales las personas y los grupos pueden
expresar pacíficamente su extremo desacuerdo sobre asuntos que se consideran
tan importantes que algunos grupos de oposición algunas veces han recurrido al
terrorismo o la guerra de guerrilla.
Los pensamientos en este examen de desafío
político o lucha noviolenta están dirigidos a ayudar a personas y a grupos que
buscan levantar la opresión dictatorial de su pueblo y establecer un sistema
democrático duradero con respeto a las libertades humanas y a la acción popular
para mejorar la sociedad.
Existen tres conclusiones principales de las
ideas que aquí se han discutido:
·
La liberación de los dictadores es posible;
·
El lograrlo requiere un cuidadoso pensamiento y
planeación estratégica; y
·
La vigilancia, el trabajo duro, y una lucha
disciplinada, frecuentemente a un gran costo, serán requeridos.
La frecuentemente mencionada frase “La libertad
no es gratis” es cierta. No hay una
fuerza exterior que va a venir a dar al pueblo la libertad que tanto
ansía. El pueblo tendrá que aprender
cómo tomar esa libertad por sí mismo.
No puede ser fácil.
Si las personas entienden lo que es necesario
para su propia liberación, entonces pueden trazar las rutas de acción que,
mediante mucho trabajo, pueden eventualmente traerles su libertad. Entonces, con diligencia, ellos pueden
construir un nuevo orden democrático y prepararse para su defensa. La libertad ganada por una lucha de este
tipo puede ser duradera; puede ser
mantenida por un pueblo tenaz, dedicado a su preservación y a su
enriquecimiento.
APENDICE
LOS
METODOS DE LA ACCION NOVIOLENTA (16)
LOS
METODOS DE PROTESTA Y PERSUASION NOVIOLENTA
Declaraciones
Formales
1.
Discursos públicos
2.
Cartas de oposición o de respaldo
3.
Declaraciones de organizaciones e instituciones
4.
Manifiestos públicos firmados
5.
Declaraciones de denuncia o de propósito
6.
Petición de grupo o masiva
Comunicaciones
con una Audiencia Más Amplia
7.
Consignas, caricaturas y símbolos (escritos, pintados, dibujados,
impresos, gesticulados, hablados, y parodiados)
8.
Estandartes, carteles y comunicaciones desplegadas
9.
Volantes, panfletos y libros
10.
Periódicos, revistas y otras publicaciones
11.
Grabaciones, radio, televisión y videos
12.
Escritura en el cielo o en la tierra
Representaciones
de Grupo
13.
Delegaciones
14.
Premios fingidos
15.
Cabildeo de grupo
16.
Piquetes
17.
Elecciones fingidas
Actos
Públicos Simbólicos
18.
Despliegues de banderas y de colores simbólicos
19.
Usar símbolos (botones de promoción, parches)
20.
Oración y culto
21.
Repartición de objetos simbólicos
22.
Desvestirse en protesta
23.
Destrucción de las propias pertenencias (hogares, documentos,
credenciales, etc.)
24.
Luces simbólicas (antorchas, linternas, velas)
25.
Exhibición de retratos
26.
Pintura como protesta
27.
Nuevos signos y nombres y/o nombres simbólicos
28.
Sonidos simbólicos (“tonadas simbólicas” con silbatos, campanas,
sirenas, etc.)
29.
Reclamaciones simbólicas (toma de terrenos o edificios)
30.
Gestos groseros
Presiones
sobre los Individuos
31.
Hostigamiento a los funcionarios (siguiéndolos constantemente,
recordándoles, silente, respetuoso)
32.
Mofa de los funcionarios (ridiculizándolos e insultándolos)
33.
Fraternización (sometiendo a las personas a intensa influencia directa,
para convencerlos de que el régimen que sirven es injusto)
34.
Vigilias
Drama
y Música
35.
Sátiras y jugarretas humorísticas
36.
Representaciones de espectáculos y de música
37.
Canto
Procesiones
38.
Marchas
39.
Paradas
40.
Procesiones religiosas
41.
Peregrinaciones
42.
Caravanas
Tributo
a los Muertos
43.
Duelos políticos
44.
Funerales fingidos
45.
Funerales demostrativos
46.
Homenajes en las tumbas
Asambleas
Públicas
47.
Asambleas de protesta o respaldo
48.
Mítines de protesta
49.
Mítines de protesta encubiertos
50.
Asambleas con varios oradores informados
Separación
y Renuncia
51.
Abandono de un lugar (caminando)
52.
Silencio
53.
Renunciar a honores
54.
Dar la espalda
LOS
METODOS DE LA NOCOOPERACION SOCIAL
Ostracismo
55.
Boicot social
56.
Boicot social selectivo
57. No
acción Lisistrática (boicot sexual)
58.
Excomunión (boicot religioso)
59.
Prohibición (suspensión de servicios religiosos)
Nocooperación
a los Eventos Sociales, Costumbres e Instituciones
60.
Suspensión de actividades sociales y deportivas
61.
Boicot de eventos sociales
62.
Huelga estudiantil
63.
Desobediencia social (de costumbres o reglas sociales)
64.
Retiro de instituciones sociales
Separación
del Sistema Social
65.
Quedarse en casa
66.
Total nocooperación personal
67.
“Fuga” de trabajadores (fugándose a otra parte)
68.
Santuario (retiro a un lugar donde no puede ser tocado sin violar
prohibiciones religiosas, morales, sociales o legales)
69.
Desaparición colectiva (la población de un área pequeña abandona sus
hogares y sus aldeas)
70.
Emigración en protesta (Una
emigración permanente deliberada)
LOS
METODOS DE LA NOCOOPERACION ECONOMICA:
1. BOICOT ECONOMICO
Acción
de los Consumidores
71.
Boicot de los consumidores a ciertas mercancías o firmas
72. No
consumir mercancías boicoteadas
73.
Política de austeridad (reducir el consumo al mínimo absoluto)
74.
Retener los alquileres
75.
Negativa a rentar
76.
Boicot de consumidores nacionales (negativa a comprar productos o
utilizar servicios de otro país)
77.
Boicot de consumidores internacionales (se lleva a cabo en varios países
contra los productos de un país en particular)
Acción
de los Trabajadores y Productores
78.
Boicot por parte de los trabajadores (negativa a trabajar con productos
o herramientas suministradas por el adversario)
79.
Boicot por parte de los productores (negativa de parte de los
productores a vender o a repartir sus productos)
Acción
del Intermediario
80.
Boicot de los suministradores y tratantes (negativa de los trabajadores
o intermediarios a manejar o suministrar ciertas mercancías)
Acción
de los Propietarios y Gerentes
81.
Boicot de los comerciantes (negativa de los detallistas a comprar o
vender ciertas mercancías)
82.
Negativa a dejar o vender propiedad
83.
Cierre (el empleador inicia el paro de trabajo cuando cierra
temporalmente la operación)
84.
Negativa a dar ayuda industrial
85.
“Huelga general” de los comerciantes
Acción
por los Poseedores de los Recursos Financieros
86.
Sacar los depósitos del banco
87.
Negativa a pagar honorarios, cuotas y tasas
88.
Negativa a pagar deudas e intereses
89.
Recorte de fondos y créditos
90.
Negativa de ingresos (negativa a darle ingresos al gobierno
voluntariamente)
91.
Rechazo de la moneda del gobierno (demandar formas alternativas de pago)
Acción
por los Gobiernos
92.
Embargo doméstico
93.
Lista negra de comerciantes
94.
Embargo de los vendedores internacionales
95.
Embargo de los compradores internacionales
96.
Embargo del comercio internacional
LOS
METODOS DE LA NOCOOPERACION ECONOMICA:
2. LA HUELGA
Huelgas
Simbólicas
97.
Huelgas de protesta (por un corto período de tiempo anunciado
previamente)
98.
Huelga relámpago
Huelgas
Agrícolas
99.
Huelga de campesinos
100. Huelga de granjeros
Huelgas
de Grupos Especiales
101. Huelga de jornaleros reclutados
102. Huelga de prisioneros
103. Huelga de artesanos
104. Huelga de profesionales
Huelgas
Industriales Comunes
105. Huelga de establecimiento (en una o más
plantas bajo una gerencia)
106. Huelga de la industria (suspensión del
trabajo en todos los establecimientos de una industria)
107. Huelga de solidaridad (para respaldar las
demandas de los compañeros de trabajo)
Huelgas
Restringidas
108. Huelga detallada (trabajador por
trabajador, o por áreas; paro pieza por pieza)
109. Huelga de amortiguador (el sindicato lleva
a huelga sólo una firma en una industria a la vez)
110. Huelga de “paso de jicotea”
111. Huelga de trabajar por las regulaciones
(llevar a cabo literalmente las regulaciones de modo de retardar la producción)
112. Reportarse “enfermo” (paro por enfermedad)
113. Huelga por renuncia (un considerable
número de trabajadores renuncia individualmente)
114. Huelga limitada (los trabajadores se
niegan a llevar a cabo cierto trabajo marginal o se niegan a trabajar en
ciertos días)
115. Huelga selectiva (los trabajadores se
niegan solamente a hacer cierto tipo de trabajo)
Huelga
de Industrias Múltiples
116. Huelga generalizada (varias industrias
paran simultáneamente)
117. Huelga general
Combinación
de Huelgas y de Cierres Económicos
118. Hartal (la vida económica se suspende
temporalmente en bases voluntarias)
119. Cierre económico (los trabajadores se van
a la huelga y los empleadores, simultáneamente, suspenden las actividades
económicas)
LOS
METODOS DE LA NOCOOPERACION POLITICA
Rechazo
de la Autoridad
120. Retención o retiro de lealtades
121. Rechazo de respaldo público (para el
régimen existente y sus políticas)
122. Literatura y discursos abogando por la
resistencia
Nocooperación
de los Ciudadanos al Gobierno
123. Boicot de los cuerpos legislativos por sus
miembros
124. Boicot de las elecciones
125. Boicot de la aceptación de empleos y
posiciones en el gobierno
126. Boicot de departamentos, agencias y otros
cuerpos del gobierno
127. Irse de las instituciones educacionales
del gobierno
128. Boicot de las organizaciones apoyadas por
el gobierno
129. Negativa a ayudar a los agentes del orden,
de coacción
130. Quitar los propios letreros y señales
131. Negativa a aceptar los funcionarios
nombrados
132. Negativa a disolver las instituciones
existentes
Las
Alternativas de los Ciudadanos Respecto a la Obediencia
133. Cumplimiento a disgusto y de mala gana
134. No obedecer cuando el supervisor directo
está ausente
135. No-obediencia popular (no divulgada,
discreta)
136. Desobediencia encubierta (luce como si
fuera cumplimiento)
137. Negativa a dispersarse de una asamblea o
reunión
138. Sentada
139. Nocooperación al reclutamiento y la
deportación
140. Esconderse, escapar e identidades falsas
141. Desobediencia civil a leyes “ilegítimas”
Acción
por el Personal del Gobierno
142. Rechazo selectivo de ayuda de parte de los
auxiliares del gobierno (para llevar a cabo instrucciones particulares,
informando a los superiores de dicho rechazo)
143. Bloquear las líneas de mando e información
144. Atascar y obstruccionar
145. Nocooperación administrativa general
146. Nocooperación judicial (de los jueces)
147. Ineficiencia deliberada y nocooperación
selectiva de los agentes de ejecución
148. Motín
Acción
Doméstica Gubernamental
149. Evasiones y demoras de causas ilegales
150. No cooperación de las unidades
gubernamentales constituyentes
Acción
Internacional Gubernamental
151. Cambios en representaciones diplomáticas y
otras
152. Demora y cancelación de eventos
diplomáticos
153. Retener el reconocimiento diplomático
154. Cortar las relaciones diplomáticas
155. Separación de las organizaciones
internacionales
156. Rechazo de sus miembros en los cuerpo
internacionales
157. Expulsión de las organizaciones
internacionales
LOS
METODOS DE LA INTERVENCION NOVIOLENTA
Intervención
Psicológica
158. Quedarse a la intemperie
159. El ayuno
(a) Ayuno de presión moral
(b) Huelga de hambre
(c) Ayuno de tipo Satyagraha
160. El juicio revertido (los acusados se
convierten extraoficialmente en “fiscales”)
161. Hostigamiento noviolento
Intervención
Física
162. Ocupar un lugar sentándose
163. Ocupar un lugar de pie
164. Ocupar un lugar a caballo o en vehículos
165. Ocupar un lugar vadeándolo
166. Ocupar un lugar arremolinándose (reunirse
en algún lugar de significado simbólico y mantenerse en movimiento)
167. Ocupar un lugar poniéndose a rezar
168. Incursiones noviolentas (marchar hasta un
punto clave designado y demandar su posición)
169. Incursiones aéreas noviolentas (quizás
trayendo volantes o comida)
170. Invasión noviolenta
171. Interposición noviolenta (colocando el
cuerpo de uno entre una persona y el objeto de su trabajo o actividad)
172. Obstrucción noviolenta (generalmente
temporaria)
173. Ocupaciones noviolentas
Intervención
Social
174. Estableciendo nuevos patrones sociales
175. Sobrecargando las instalaciones
176. Atascar
177. Discursear para interrumpir
178. Teatro repentino (interrupciones
dramáticas improvisadas)
179. Instituciones sociales alternativas
180. Sistema alternativo de comunicaciones
Intervención
Económica
181. Huelga en sentido inverso (trabajando
hasta el exceso)
182. Huelga de permanencia (ocupación del lugar
de trabajo)
183. Ocupación noviolenta de tierras
184. Desafío a los bloqueos
185. Falsificaciones monetarias políticamente
motivadas
186. Copar mercado
187. Apropiación de bienes
188. Provocar una baja o caída económica (por
la venta masiva de un producto específico a precios bajos)
189. Clientela selectiva
190. Mercados alternos
191. Sistemas de transporte alternos
192. Instituciones económicas alternos
Intervención
Política
193. Sobresaturar los sistemas administrativos
194. Revelar las identidades de los agentes
secretos
195. Buscar el encarcelamiento
196. Desobediencia civil de leyes “neutrales”
197. Seguir desempeñando el trabajo pero sin
colaboración ni obediencia al régimen
198. Soberanía dual y gobierno paralelo
Sobre
el Autor
Gene Sharp, Doctor en Filosofía (Oxon.), es el
Principal Académico Residente en el Albert Einstein Institution, Cambridge,
Massachusetts. Es también Profesor
Emérito de Ciencia Política de la Universidad de Massachusetts en Dartmouth y
Asociado del Centro para Asuntos Internacionales de la Universidad de
Harvard. Es el autor de varios libros,
incluyendo The Politics of Nonviolent
Action (La Lucha Política Noviolenta) (1973), Social Power and Political Freedom (El Poder Social y la Libertad
Política) (1980), y Civilian-Based
Defense (La Defensa con Base Civil) (1990).
(1) El
término usado en este contexto fue introducido por Robert Helvey. “El desafío político” es lucha noviolenta
(protesta, nocooperación e intervención) aplicada desafiada y activamente con
objetivos políticos. El término se
originó en respuesta a la confusión y distorsión creados al igualar la lucha
noviolenta con pacifismo y “noviolencia” moral o religiosa. “Desafío” denota un deliberado reto a la
autoridad mediante la desobediencia, sin dejar espacio para la sumisión. “El desafío político” describe el ambiente
dentro del cual la acción es usada (política) así como el objetivo (poder
político). El término es usado
principalmente para describir acción por pueblos para recobrar de dictaduras el
control sobre instituciones gubernamentales mediante el ataque sin tregua a sus
fuentes de poder y el uso deliberado de la planeación y operaciones
estratégicas. En este estudio, el desafío
político, la resistencia noviolenta y la lucha noviolenta se usarán
intercambiablemente, a pesar que los dos últimos términos generalmente se
refieren a luchas con objetivos más amplios (social, económico, psicológico,
etc.).
(2)
Freedom House, Freedom in the
World. The Annual Survey of Political
Rights and Civil Liberties, 1992-1993 (Nueva York: Freedom House, 1993), p.
66 (cifras de 1993 representan el período hasta enero de 1993). Ver páginas 79-80 para una descripción de
las categorías de “libre”, “parcialmente libre” y “no libre” de Freedom House.
(3)
Freedom House, Freedom in the
World, p.4.
(4)
Patrick Sarsfield O’Hegarty, A
History of Ireland under the Union, (Una Historia de Irlanda bajo la
Unión), 1880-1922 (Londres: Methuen, 1952), pp. 490-491.
(5)
Krishnalal Shridharani, War
Without Violence: A Study of Gandhi’s Method and Its Accomplishments (La
Guerra sin Violencia: Un Estudio de los Métodos de Gandhi y sus Logros),(Nueva
York: Harcourt, Brace, 1939, y reimpreso en Nueva York y Londres: Garland
Publishing, 1972), p. 260.
(6)
Aristóteles, The Politics,
traducido por T.A. Sinclair (Harmondsworth, Middlesex, Inglaterra y Baltimore,
Maryland: Penguin Books 1876 (1962), V Libro, Capítulo 12, pp. 231 y 232.
(7)
Esta historia, originalmente titulada Rule of Tricks (La Regla de los Trucos) es de Yu-li- Liu Ji
(1311-1375) y ha sido traducida por Sidney Tai, todos los derechos reservados.
Yu-li-zi es también el seudónimo de Liu Ji.
La traducción fue originalmente publicada en Nonviolent Sanctions: News (Noticias de Sanciones Noviolentas) del
Albert Einstein Institution (Cambridge, Mass.,), Vol. IV, No. 3 (Invierno
1992-1993), p.3.
(8)
Karl W. Deutsch, Cracks in the
Monolith (Grietas en el Monolito) en Carl J. Friedrich, ed.,
Totalitarianism (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1954), pp 313-314.
(9)
John Austin, Lectures on
Jurisprudence or the Philosophy of Positive Law (Lecturas sobre
Jurisprudencia o la Filosofía de Ley Positiva) (quinta edición, revisada y
editada por Robert Campbell, 2do Vol, Londres: John Murray, 1911 [1861]), Vol
I, p. 296.
(10)
Niccolo Machiavelli, The
Discourses on the First Ten Books of Livy, en The Discourses of Niccolo
Machiavelli (Londres: Routledge and Kegan Paul, 1950), Vol. I, p. 254.
(11)
Ver Gene Sharp, The Politics of
Nonviolent Action (La Lucha Política Noviolenta) (Boston: Porter Sargent,
1973), p. 75 para otros ejemplos históricos.
(12)
Robert Helvey, comunicado personal, 15 de agosto de 1993.
(13)
Estudios completos recomendados: por Gene Sharp: The Politics of Nonviolent Action (La Lucha Política Noviolenta) y
por Peter Ackerman y Christopher Kruegler: Strategic
Nonviolent Conflict (El Conflicto Estratégico Noviolento) (Westport,
Connecticut: Praeger, 1994).
(14)
Aristotle, The Politics, Libro
V, Capítulo 12, p. 233.
(15)
Ver Gene Sharp, Civilian-Based
Defense: A Post-Military Weapons System (Princeton, New Jersey: Princeton
University Press, 1990).
(16)
Esta lista, con definiciones y ejemplos históricos, fue tomada de Gene
Sharp, The Politics of Nonviolent Action,
Parte II, The Methods of Nonviolent Actions (Los Métodos de la Acción no
Violenta).