TODO LO QUE PASA CONVIENE ? UNA REFLEXIÓN

La sabiduría popular, en forma de refranes, ha sido una importate influencia en la conducta de nuestra joven nación a traves del tiempo. Tengo sesenta y dos años, de los cuales veinte los viví en Cuba, y no soy ni historiador ni sociólogo, sólo un observador de nuestra propia conducta en todo aquello que ha afectado mi vida. Siento gran respeto por el sentido común (cuando este se hace presente) y a veces nuestros refranes lo reflejan muy bien.

Nuestros anunciantes de la Cuba de ayer, al igual que aquí, en sus comerciales, simpre fueron los primeros en hacer uso de todo aquello que pudiera servir de premisa para persuadirnos de lo verdadero, justo o necesario de su mensaje, con el unico proposito de influenciar nuestro pensamiento y conducta de manera favorable hacia sus productos. Recuerdo por los años 50 y quizás por lo dañino de su argumento (el producto era bueno), el anuncio de la cerveza Polar, la cerveza del pueblo, la que había que tomar porque: "El pueblo nunca se equivoca". Sin mayor reflexión entonces y a pesar de mi corta edad, consumí mucha Polar.

Pasó el tiempo y otro anunciante, buen conocedor del poder de la repetición, nos vendió, la idea: "Cualquier cosa será mejor que Batista", sin gran vacilación optamos entonces por cualquier cosa. Una vez visto el error y en busca de una salida, de nuevo nuestra sabiduría colectiva, mirando al Norte, nos dijo al oido de todos: "Estados Unidos no permitirá un gobierno comunista a 90 millas". Esta peligrosa y a la ves escapista premisa política, nos llevó a poner todos nuestros huevos en una sola canasta, cuando entregamos las riendas de nuestro destino a nuestros "aliados" del Norte, de quienes nunca dudábamos de su palabra a pesar de que se nos presentaban con nombres falsos y las reuniones con ellos se efectuaban en los moteles de Miami y Washington. Nos tomamos en serio, yo entre ellos, a "John Wayne" y optamos por seguirlo hacia Bahia de Cochinos.

El camino fácil siempre ha estado y estará presente en momentos en que nuestras decisiones pueden seriamente comprometer nuestro futuro. No ha sido así con la reflexion, la que nos indica cuando las posibles consecuencias de nuestras acciones pueden ser desastrosas y también la que nos hace posible tomar decisiones acertadas.

El día de hoy no es excepción de este patrón de situaciones. Nuestra conducta en cambio, sí puede serlo. Nuevamente, la sabiduría popular se hace presente y nos dice que todos los esfuerzos en busca de nuestros objetivos nacionales son buenos, sin importar lo contradictorio que los mismos puedan ser.

Estimulamos más facilmente la competencia antagónica de los métodos a seguir y no somos capaces de cooperar cuando se abre un camino. Algunos de nuestros "lideres y orientadores" piensan: Seguir a otro? Ni loco!, especialmente si su propuesta es razonable y no es la propia, la que les da protagonismo a estos individuos. Esta conducta destructiva no ha llevado a nadie al éxito y nuestro enemigo lo sabe y la estimula. Somos capaces de anular nuestro progreso con nuestro apoyo a estrategias que mutuamente se anulan y cancelan. Todo lo que pasa, no necesariamente conviene.

El actual momento me hace pensar en un surreal ómnibus donde todos los pasajeros son conductores y tienen en su asiento un timón. Este ómnibus, aunque tiene su destino escrito en su frente, no es capaz de tomar un rumbo coherente o de consumar el proposito de su inicial destino.

Oswaldo Payá y el Proyecto Varela han planteado un camino realizable, que puede que no sea el ideal, pero también dicen que "Lo perfecto es el peor enemigo de lo bueno" lo cual sí creo válido, por estar lo bueno más a nuestro alcance. Para beneplácito del régimen, no se han hecho esperar proyectos alternativos al proyecto Varela. Aún más allá, se hacen presente los ataques directos de los opositores que los plantean, aplaudidos por la radio de Miami, como si los mismos no pudieran permitir que lo que es bueno y posible, materialice.

Nuestra decisión a la hora de apoyar una estrategia de trabajo que nos conduzca a nuestra Cuba deseada debe estar basada, no sólo en su planteamiento de principios, sino también en su factibilidad, que incluye nuestra capacidad de trabajo y determinación de hacer un plan que sea realizable, posible. Críticos y comentaristas nos sobran, hombres e ideas surgidas en Cuba de alguien carente de un pasado que lo comprometa al régimen hay muy pocos.

He sido ingeniero, empresario y también constructor. Mi trabajo ha estado siempre ligado estrechamente con los métodos para hacer posibles ideas que mayormente no han sido mías. He aprendido a reconocer los mecanismos, así como los obstáculos que hacen posibles o detienen la realización de un proyecto, y en su mayor parte, estos son factores humanos. Para mí, la política y especialmente la nuestra, como " el arte de lo posible" requiere también la ingeniería del método, que es humano en nuestro caso e imprescindible para el triunfo.

Payá es el constructor que se ve obligado a edificar bajo un bombardeo, que a pesar de esto persiste y a quien le es necesario nuestra participación. Somos nosotros los materiales para realizar la obra, somos suficientes para hacer un edificio para todos, pero no así el proponernos otro edificio o un subterráneo que pueda socavar la obra que él ya realiza.

Mi profesión está basada también en observar y aprender de los factores que imposibilitan la realización de cualquier obra que se lleva a cabo y para este punto, quizás un ejemplo lo ilustre mejor. Pregúntele usted a cualquier carpintero si es posible construir una puerta que funcione dentro de un marco de idéntico tamaño. La respuesta es que no es posible. Pregúntele qué se necesita para dicha puerta y sin vacilar le responderá: ¡Tolerancia!